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Cristina Losada

Lo imprescindible

El terrorismo no es una "locura", como dice Zapatero, sino una decisión plenamente racional calculada para obtener un objetivo político. De ahí que tenga razón, una vez más, Mayor Oreja cuando apunta a la negociación como finalidad de este atentado.

En Los justos de Camus, inspirada en un episodio verídico ocurrido en la Rusia zarista, los terroristas renuncian a asesinar al tío del zar para no poner en peligro a los niños que le acompañaban. Eran criminales delicados, como los llamaría el escritor en otra de sus obras. Individuos atormentados por los escrúpulos, que aún reconocían la humanidad de sus víctimas. Iban a ser los últimos de esa clase. El terrorismo de nuestro tiempo coloca a los niños en la diana. Así lo ha hecho ETA de forma reiterada.

El vicepresidente Manuel Chaves, sin embargo, parece no haberse enterado hasta hoy. Se asombra o se lamenta de que al atentar contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Burgos, la banda criminal "no ha pensado en mujeres embarazadas, en niños, en personas (...)". Todo lo contrario. Pero es notorio que décadas de terrorismo en España no han servido para que ciertos políticos, acompañados por una parte de la sociedad, entiendan de qué se trata. Aunque los hay que no quieren entender.

No ha ayudado a comprender, desde luego, el hecho de que haya sido lugar común tachar de irracional la actuación de los terroristas. Acaban de incurrir de nuevo en ello el presidente y el ministro del Interior. Dice Rubalcaba que ahora sabemos que los de ETA están "enloquecidos". Y similar cuerda errada pulsan quienes repiten que la banda hace lo único que sabe hacer. ¿Locos? ¿Lo único que sabe hacer? Será lo único que quiere hacer. El terrorismo no es una "locura", como dice Zapatero, sino una decisión plenamente racional calculada para obtener un objetivo político. De ahí que tenga razón, una vez más, Mayor Oreja cuando apunta a la negociación como finalidad de este atentado. De todos, en realidad.

 "La verdadera raíz del terrorismo es que tiene éxito: los terroristas se han beneficiado constantemente de sus actos terroristas", escribe Alan Dershowitz en su ¿Por qué aumenta el terrorismo? Esa raíz la fortaleció Zapatero, tan irresponsable como calculadoramente, al ofrecer el incentivo de la negociación política. Las condenas de los atentados son necesarias, pero sólo hay un lenguaje imprescindible: la reafirmación de que no habrá ningún beneficio. Nunca. Con su historial, el presidente deberá esforzarse mucho más. Y no a golpe de atentado, sino cada día. Disolver los ayuntamientos controlados por cómplices del terror e impedir homenajes a los criminales, para empezar.

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