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Carlos Ball

La prosperidad se muda

Tanto la India como China se benefician del excesivo intervencionismo de Washington en Detroit y del exagerado apoyo político que durante décadas recibieron los sindicatos de las empresas automotrices.

Durante toda mi vida, la prosperidad mundial ha estado concentrada en Estados Unidos y algunos países europeos, pero ahora parece estar mudándose gradualmente hacia el lejano oriente. Unos 4.000 millones de personas, alrededor de 60 por ciento de la población mundial, viven hoy en Asia y más de la mitad de los asiáticos son chinos o ciudadanos de la India. Se estima que para mediados del siglo XXI dos terceras partes de los habitantes del planeta serán asiáticos.

La población de Estados Unidos continúa creciendo, pero este siglo a una tasa más baja, en parte por la caída de la inmigración. Muchos de los estudiantes chinos y de la India que se gradúan de universidades norteamericanas, y que antes trataban de quedarse a trabajar, hoy prefieren regresar a sus países de origen.

No solamente la India y China le dan la espalda al socialismo, creando así mayor prosperidad y un rápido crecimiento económico, sino que Indonesia, Corea del Sur, Vietnam y países pequeños como Singapur, que han liberado progresivamente sus economías, se han convertido en las nuevas estrellas del crecimiento económico en el siglo XXI.

China comenzó a avanzar a fines de los años 70, mucho antes de la caída del Muro de Berlín y del colapso de la Unión Soviética, mientras que la India comenzó, desde principios de los años 90, a desmontar el socialismo que heredó como colonia británica. Los gobiernos de ambos países se dieron cuenta que el capital más importante es el capital humano y que la única manera de estimularlo es con mayor libertad individual, menos controles y menos regulaciones, al mismo tiempo que ponen creciente énfasis en la educación y el entrenamiento.

Durante muchos años nos acostumbramos a ver que Japón, China y Hong Kong copiaban las ideas y los productos occidentales. Aunque Japón ha estado sufriendo una larga recesión, no sucede así en el resto del continente asiático y mucho menos en la China contemporánea.

Trabajé durante años en el sector automotriz y lamento ver el colapso de General Motors, empresa que llegó a ser la más grande del mundo. Ese es un sector que se ha estado trasladando rápidamente a Asia y tanto la India como China se benefician del excesivo intervencionismo de Washington en Detroit y del exagerado apoyo político que durante décadas recibieron los sindicatos de las empresas automotrices, como también los sindicatos de los fabricantes de partes y repuestos.

No hay duda que la calidad de la vida sigue siendo muy superior en Estados Unidos y la actual recesión está creando mucho más desconfianza en los políticos y un creciente rechazo a regulaciones e impuestos exagerados. ¿Por qué seguir esforzándose si se ha alcanzado un nivel de ingresos donde demasiado se va en pagar impuestos? Tampoco es muy lógico que el dólar siga dependiendo de que los chinos adquirieran los bonos emitidos por el Departamento del Tesoro.

Estamos viviendo en un mundo cambiante y diferente, donde nuevas sorpresas tienden a surgir día tras día.

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