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Eva Miquel Subías

Tomando apuntes en mi legal pad

Montserrat Tura dice: "Soy socialista y eso incluye ser progresista, ecologista, defender la justicia social, el progreso económico...". Caramba, sólo se faltó añadir: y como tal, soy buena persona, solidaria, buena amiga y buena amante.

Me iba yo resistiendo a sumergirme nuevamente en los medios de comunicación españoles tras unos cuantos días de aislamiento voluntario de esta realidad tan nuestra y particular, porque me lo estaba temiendo. Alguna consulta online millas al oeste me alertaba de ello.

Aunque debo confesar que, por otro lado, deseaba volver a tocar papel de periódico español tan sólo por volver a disfrutar con las aventuras diarias de la Rigalt. Eso sí es el "must" del verano y lo demás, tonterías. La finísima mala uva que desprende en cada una de sus crónicas reconozco que la convierte –año tras año– en mi absoluta prioridad tras el desayuno vitamínico que me zampo todas las mañanas.

No hay nada más energético tras unos huevos revueltos, un buen zumo de frutas y un café corto que leerla a ella. Me chifla. Y de paso, me pone al día.

Pues lo que me estaba temiendo es lo que finalmente ha sucedido. Intento evitarlo pero una vez más, caigo en la trampa. Me pongo de los nervios, créanme.

Aterrizar en "las Españas", como diría la Cantudo –aunque nunca como ahora tuviera tanto sentido su expresión– y emplearse a fondo en la lectura de lo que pasa en nuestra casa, nunca puede dejarte indiferente.

Tenemos entre nosotros supuestos juegos de espías francamente interesantes –el adjetivo "preocupante" lo reservo por si acaso–, declaraciones políticas por cada rincón de nuestra geografía, unos y unas con traje, otros en mangas de camisa, otras en caftán de llamativo colorido, en fin, para todos los gustos. Asistimos también al tradicional paseo de Artur Mas por las calles del barrio barcelonés de Gràcia, antes de que en pleno estallido de sus tradicionales fiestas pueda saltar por los aires alguna que otra pieza de su rumbero mobiliario urbano y leemos las ya habituales entrevistas estivales a representantes políticos que pretenden ofrecer de los mismos una imagen más cercana, espontanea y festivalera, aunque sus respuestas sean igual de prefabricadas que las que proporcionan con el riguroso invierno.

Por supuesto, los altos cargos de la Generalitat de Catalunya no son ajenos y se someten a parecidos cuestionarios. La consellera de Justícia, por poner un ejemplo. A la pregunta de "Usted cómo se define: ¿progresista, socialista...?", Montserrat Tura responde: "Soy socialista y eso incluye ser progresista, ecologista, defender la justicia social, el progreso económico...". Caramba, sólo se faltó añadir: y como tal, soy buena persona, solidaria, buena amiga y buena amante. Hay que fastidiarse. Voy a tener que consultar los nuevos manuales de Historia de las ideas políticas porque creo que se me escapa algo.

Mi legal pad no da abasto. Les cuento. Cuando era muy jovencita me fascinaba ver en las películas norteamericanas esos cuadernos con hojas amarillas y suaves líneas que lo dividían y sobre los cuales solían escribir habitualmente abogados que portaban lápices larguísimos de color mostaza con una pequeña goma de borrar de color rosa en su extremo superior. Desde entonces y desde que empecé a visitar los Estados Unidos arraso en los CVS Pharmacy de turno y regreso cargada cual sherpa con todos ellos, en varios tamaños y con diferente grosor y textura. En casa me tienen por chiflada pero mis manías ya casi no son novedad.

¿Por dónde iba? ¡Ah sí! Pues eso, que mis libretillas amarillas se han estrenado a todo trapo. En apenas unos días, he recogido material para unos cuantos meses. Me encanta.

Y así, mientras la consejera de Justicia hablaba de socialismo, ecologismo y de progreso económico, sus compañeros del "otro" gobierno y supuestamente colegas, despachan en un Consejo de Ministros extraordinario un Real Decreto Ley, en plan sorpresa, que regula la TDT de pago, con lo que gracias a las prisas con las que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero nos animó a lanzarnos a la compra de los dichosos aparatitos, quien quiera abonarse mensualmente requerirá de un nuevo sintonizador que disponga de una ranura específica o bien de un decodificador para la inserción de la tarjeta de abonado.

Conclusión: aparatos y euros a la basura, con el correspondiente hartazgo del ciudadano. Y todo gracias, como siempre, a la descoordinación y precipitación de "éste, nuestro querido Gobierno". Si es que como en casa, no se está tan calentito. Y cabreado.

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