Aunque muchos comparten la opinión de que el cine español es una mierda, creo que no hay que generalizar. En mi modesta opinión, sólo el 99,9% del cine español es un montón de mierda. Porque, aunque resulte difícil de creer, sí hay auténticos creadores en nuestro país.
Más allá de la mafia de la ceja que insulta a la mitad de su público objetivo, de los gafapastas que hacen películas que a juzgar por sus cifras no ven ni sus familiares pero pagamos todos, de las mentiras y gordas de la ministra y sus business partners, de los dinosaurios que se resisten a desaparecer sin haber hecho otra película sobre la guerra civil, hay jóvenes que de verdad están dispuestos a hacer cine y no a pillar una subvención.
Nicolás Alcalá, Carola Rodríguez y Bruno Teixidor tienen una película que quieren hacer, una peli de ciencia ficción sobre un cosmonauta ruso nada menos, y se han puesto a ello. Han decidido que internet es su aliado. De modo que mientras los "profesionales" lloriquean por la piratería (aunque lo de piratear películas españolas sea tan frecuente como piratear discos de Ramoncín), ellos han decidido que su película va a tener licencia Creative Commons. Lo que quiere decir que cualquier podrá bajársela, copiársela a un amigo, editarla o ponerle subtítulos con el beneplácito de sus autores.
¿Y de dónde sacarán el dinero, si han renunciado a pillar una subvención y cualquiera podrá copiar la peli? De momento, buscan productores a través de su web. Cualquier puede producirla aportando dos euros (o más, si también quiere una camiseta o alguna otra cosilla de su tienda). Ya hay casi mil personas que, entre todas, han aportado más de 300.000 euros, dos tercios de lo que necesitan. Si además alguien quiere invertir y está dispuesto a poner al menos mil euros, los chicos de El Cosmonauta están dispuestos a compartir los beneficios.
Internet no está matando el cine, como no está matando la música. El Cosmonauta tiene una web, un blog, usa Flickr, Tweeter, Facebook y todo lo que haga falta para darse a conocer. Internet es lo que proporciona a estos tres jóvenes la oportunidad para hacer su película. Lo que sí está matando internet es el negocio de las vacas sagradas, los establecidos, los que ya hace años olvidaron lo que es innovar, los que viven felices en un mundo en el que todos pagamos impuestos para que ellos hagan "su cine".