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Cristina Losada

Zapatero & Hijas, S. A.

Si estimara la privacidad de sus hijas tanto como dice, no utilizaría sus ocurrencias ni airearía detalles íntimos de la vida de ellas ante los periodistas. Pero hete ahí que por un lado las muestra y por otro las oculta.

Un periódico que no publicó la foto más comentada estos días explicaba sus razones para abstenerse haciendo alarde de virtud, léase ética periodística. Se trata, decía, de acatar el deseo expresado por los padres de mantener a sus hijas al margen de la atención pública. Noble propósito que, sin embargo, no ha cumplido su progenitor salvo en lo que respecta a la imagen de sus retoños. Pues, desde que llegó arriba, Zapatero ha hablado de sus hijas con profusión, al tiempo que hacía un tabú de fotografiarlas. ¿Hablar de ellas y no enseñarlas? Alguna vez tenía que estallar la contradicción.

El presidente no mantuvo a sus hijas al margen de la atención pública cuando refirió cómo una de ellas había descubierto la diferencia esencial entre la izquierda y la derecha. Bien orgulloso estaba de aquella muestra de precocidad en el aprendizaje de los clichés que hoy, entre los socialistas, sustituyen a las ideas. Y aprovechó el infantil dictamen para lanzar un mensaje político muy de su estilo: ¡hasta una niña se da cuenta de que la derecha es egoísta y mala y la izquierda, altruista y buena! Si estimara la privacidad de sus hijas tanto como dice, no utilizaría sus ocurrencias ni airearía detalles íntimos de la vida de ellas ante los periodistas. Pero hete ahí que por un lado las muestra y por otro las oculta.

Natural que excitara la curiosidad ese juego de prestidigitación. Y natural, también, que la foto, una vez convertida en material prohibido, diera la vuelta a internet. ¿Qué se hicieron comentarios y montajes burlescos? Muchas personas de menor proyección han de soportarlos cada día. ¿Qué las niñas tienen derecho a vestir como quieran? Nadie lo discute, pero hay que aceptar las consecuencias. El atuendo de los personajes públicos, y ellas lo son, está sometido a escrutinio, razón por la que suelen seguir ciertas convenciones. Zapatero se atiene a ellas y se esmera en presentarse como un hombre de familia convencional, con el que puede identificarse cualquiera. De ahí la sorpresa causada por la foto que la Casa Blanca publicó con toda normalidad, ajena al peculiar anonimato a medias de los Zapatero.

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