Menú
Agapito Maestre

Los jefes de los partidos

Dirigidos por la férrea disciplina de esta gente, tipo Zapatero y Rajoy, los partidos políticos han conseguido que el pueblo haya quedado reducido a chusma, masas, al servicio de sus intereses personales o de sus camarillas.

¿Tienen algún parecido los jefes de los partidos políticos españoles al resto de jefes de cualquier empresa privada? No, no y no. No hay nada digno en estos personajes que pudiera equipararse a la actuación de cualquier persona responsable en su oficina o taller. La crueldad de esos tipos no tiene igual. El jefe del partido político no tiene comparación. El partido político, institución central de la vida política española, no es nada más que una maquinaría al servicio de lo que quieren estos nuevos señores de lo público. No exagero. Mi apreciación es más que prudente. Casi timorata a tenor del mal que esta gente nos provoca a todas horas.

Sí, sí, cuando Zapatero elimina a la vieja guardia socialista, como ha denunciado Leguina, no sólo está suprimiendo a sus correligionarios que le hacen sombra, sino que también está partiendo la columna vertebral a los millones de individuos que quisieran partidos más democráticos, entre otras razones, porque el "partido" es el instrumento fundamental que tienen los españoles para participar en política. De ahí que la actuación de Zapatero con el PSOE no es sólo una cuestión de los socialistas, sino que es un problema de incumbencia nacional. Otro tanto se debería decir del PP; o sea, cuando Rajoy pasa del caso Gürtel, o peor, se fuma un puro y da un cargo a un tipo que está imputado por la corrupción no sólo está maltratando a cientos de miles de militantes honrados del PP, sino que se está riendo de los millones de ciudadanos que saben la imposibilidad de hacer política al margen de los partidos.

El partido político en manos de estos "personajes", incapaces de autolimitarse en su poder, ha muerto. No sirve. Es menester que inventemos otros partidos para que haya genuina política. Así las cosas, digo que la perversidad de estos jefes españoles de partidos políticos, especialmente la de los dos grandes partidos, no tiene comparación con el daño que otros jefes infligen a sus respectivas empresas. ¿O existe alguien, empresario o trabajador, capaz de matar el objetivo principal de su destino con la diligencia y perseverancia que lo hacen los políticos? Sí, sí, los jefes de los dos grandes partidos políticos no tienen mejor pretensión que matar todo aquello que les da vida profesional: el partido como instrumento central de participación en la democracia.

Dirigidos por la férrea disciplina de esta gente, tipo Zapatero y Rajoy, los partidos políticos han conseguido que el pueblo haya quedado reducido a chusma, masas, al servicio de sus intereses personales o de sus camarillas. Los partidos políticos ya no son nada más que máquinas al servicio de los sondeos electorales y de cuatro expertos o "ladrones" especializados en robar votos de electorados ignorantes. Por lo tanto, sean prudentes, no digan que la política, sí, los sueldos y prebendas de los políticos, tiene alguna relación con lo que sucede en la sociedad española. La política, sí, las máquinas de amasar dinero que son los partidos políticos españoles no son un reflejo de la realidad social. La política, sí, lo que hacen Zapatero y Rajoy a través de sus respectivas empresas, se sitúa al margen de lo que siente y piensan los ciudadanos normales.

He ahí el auténtico problema de la política española. Quienes manejan lo público-político, lo que nos interesa a todos, están de espaldas, o peor, ocultan lo real. La vida cotidiana. ¡Qué digo ocultan! Eliminan, incluso físicamente, todo aquello que les impide seguir funcionando al margen de lo real. Cierto es que esta casta política no está sola. No, ni mucho menos, está ayudada en su faena criminal, por un lado, por la casi totalidad de la prensa española, prolongación pervertida del poder político, y, por otro lado, por el resto de "instituciones" del Estado que han quedado vaciadas de contenido al dejar de ser mediaciones entre el pueblo y sus dirigentes políticos.

¿Qué instituciones tienen alguna autonomía al margen de estas cuadrillas de malos profesionales de la política? Ninguna. ¿Quiere explicarme alguien qué pinta el Tribunal Constitucional si no es ocultar las tropelías de Zapatero y los nacionalistas? ¿Puede decirme alguien qué cosa es eso del Consejo de Estado que "legitima" con sus informes ideológicos que un delito puede convertirse en un derecho? Y, en fin, ¿se atrevería alguien a mostrar la racionalidad de todo un Parlamento que aprobará muy pronto una Ley de Presupuestos Generales del Estado que es toda ella una filfa?

En este horizonte político sólo un ingenuo, o peor, un ignorante se atreverá a entonar un canto sobre la "pluralidad de lo social" en España. Falso. La sociedad, en España, ha saltado hecha trizas hace tiempo. Sus enterradores son los mismos que la han ejecutado. Zapatero y Rajoy son los jefes del cementerio.

En España

    0
    comentarios
    Acceda a los 6 comentarios guardados