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Terrorismo recurrente

El conflicto de Irak no está resuelto y el temible trasiego de terroristas que van y vuelven al "país de los dos ríos" no ha terminado, con lo que ello conlleva en términos de amenaza para todos nosotros.

Los dos atentados sincronizados del domingo 25 en Bagdad –158 muertos y más de 500 heridos en sendos ataques suicidas contra los Ministerios de Justicia y de Municipalidades y Trabajos Púbicos, por un lado, y el Consejo Provincial de la ciudad por otro– no son, lamentablemente, un hito aislado sino dos ejemplos más de la voluntad de los terroristas de "Al Qaeda en Mesopotamia" de hacer fracasar el proyecto democrático iraquí.

Este pasa por aprobar una ley electoral que haga de las elecciones parlamentarias del próximo 16 de enero un ejemplo de madurez política en un país que aún puede caer –y ahí está lo preocupante–, en el enfrentamiento intercomunitario y en la rendición frente a un terrorismo tenaz que considera al "país de los dos ríos" tan simbólico en términos operativos como las tierras de Palestina o el ensangrentado escenario afgano.

La dinámica de los terroristas de "Al Qaeda en Mesopotamia" sigue dos rutas prioritarias. Por un lado tratan de enfrentar a chiíes con suníes, mayoritarios los primeros y minoritarios los segundos; el pasado verano está plagado de ejemplos de atentados contra los primeros en lugares tan vulnerables como mezquitas y mercados. Y por otro lado atacan los símbolos del Estado iraquí, ahora que las fuerzas de la Coalición ya han desaparecido de las ciudades y constituyen un objetivo casi inalcanzable. Los atentados de la semana pasada se inscriben en la segunda, repitiendo la experiencia del pasado 19 de agosto, cuando fueron los Ministerios de Asuntos Exteriores y de Finanzas los objetivos de atentados muy parecidos y también muy eficaces en términos de víctimas logradas: 122 muertos y cientos de heridos.

La frecuencia de los atentados no hace sino mostrarnos la necesidad de multiplicar los frentes en los que es preciso llevar adelante el esfuerzo antiterrorista. El presidente Obama insiste en mantener su calendario de retirada de Irak –parte de los 120.000 efectivos que aún permanecen en suelo iraquí abandonarían el país antes del próximo 31 de agosto y el resto lo harían en 2011– considerando con ello que las Fuerzas Armadas y de Seguridad iraquíes estarán para entonces capacitadas para hacer frente a ofensivas como esta. El problema es que, aparte de las dificultades que conlleva enfrentarse a los terroristas, hay una serie de realidades que hoy por hoy invitan al pesimismo.

Por un lado, la irresponsabilidad de los mandatarios, tal y como se refleja en la voluntarista medida decretada por el primer ministro Nuri Al Maliki de retirar buena parte de los muros de hormigón que protegían en Bagdad y en otras ciudades los objetivos potenciales, al mismo tiempo que se producía la salida de las fuerzas estadounidenses el pasado verano. Y por otro lado, hay preguntas que legítimamente podemos hacernos al evaluar a esas fuerzas iraquíes que todos hemos contribuido en mayor o menor medida a entrenar. ¿Cómo es posible que dos vehículos de envergadura cargados cada uno con una tonelada de explosivos superen varios controles de seguridad supuestamente exhaustivos para acercarse a edificios oficiales próximos a la emblemática "zona verde" de Bagdad?

Por último, es importante detenerse también en otro aspecto que cuando era denunciado por la Administración Bush no despertaba el interés que hoy despierta al señalarlo las autoridades de Bagdad. Irak ha llamado a consultas a su embajador en Damasco y ha pedido al Consejo de Seguridad de la ONU que participe en la investigación de los atentados masivos del pasado domingo por las lecciones que pudieran transmitir en términos de tránsito de terroristas por los países vecinos, especialmente Siria. Ello quiere significar que, por un lado, el conflicto de Irak no está resuelto, y por otro, que el temible trasiego de terroristas que van y vuelven al "país de los dos ríos" no ha terminado, con lo que ello conlleva en términos de amenaza para todos nosotros.

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