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José García Domínguez

Golpe de Estado

La Hacienda del Estado golpista español le abona cada año al patriota Huguet un pellizco de 127.737 euros limpios de polvo y paja, además, claro, de las reglamentarias dietas y los viajes gratis total en trenes y aviones.

Con el firme propósito de demostrar que a energúmenos no les gana nadie, los dirigentes de la Esquerra han optado por doblar la apuesta retórica de sus iguales del PSC y satélites, en el cotidiano pim, pam, pum contra el máximo órgano jurisdiccional de la democracia española. Así, cierto Huguet, a la sazón consejero de Universidades en el tripartito, acaba de deponer, solemne, que el Tribunal Constitucional prepara "un golpe de Estado" aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, esto es, con la coartada de redactar la sentencia del Estatut. Otra barbaridad a ignorar, si no fuese porque en esta ocasión la astracanada procede de alguien que, guste o no, constituye una autoridad del propio Estado en Cataluña.

Por lo demás, el capitidisminuido de Huguet, al igual que el decapitado Carod, encarna una muestra de la extraordinaria vis cómica de los independentistas confesos. De hecho, si no es en esa clave de lúdica charlotada, ¿cómo interpretar que ellos, los mismos que rechazaron airados la Constitución, se proclamen ahora máximos defensores de su letra y espíritu? ¿O cómo digerir que quienes pidieron el voto negativo en el referéndum prediquen que el Estatut constituye sagrado objeto de su devoción súbita? En fin, humoradas aparte, la viril denuncia contra los golpistas del patriota Huguet sitúa a nuestro héroe ante una disyuntiva civil desgarradora, propia de un personaje de tragedia griega: tener que optar entre la patria y patrimonio.

Y es que la Hacienda del Estado golpista español le abona cada año al patriota Huguet un pellizco de 127.737 euros limpios de polvo y paja, además, claro, de las reglamentarias dietas y los viajes gratis total en trenes y aviones, amén del preceptivo vehículo oficial, un flamante Audi A6, por más señas. Baladís estipendios todos ellos. Prosaicas bagatelas a las que, sin duda, el patriota Huget estará ansioso de renunciar con tal de entregarse en cuerpo y alma a la lucha clandestina por las burladas libertades nacionales de Cataluña . Seguro. Nadie lo dude. Es más, en Barcelona rumores insistentes apuntan a que, a estas horas, ya habría solicitado el reingreso urgente en su antiguo empleo de maestro de taller en la escuela de oficios de su pueblo. Por algo lo advierte la letra de Els Segadors: "Que tremoli l´enemic!".

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