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José García Domínguez

"Habría que matarlos a todos"

Cierto Ramon Bagó ha depuesto lo que sigue ante un auditorio tan necesitado de asistencia veterinaria como el propio orador: "Tenemos al enemigo dentro de casa. Cómo podemos aguantar a estos del PP, cuando nos han pisoteado... habría que matarlos a todos"

El "creciente hartazgo" del que nos alertaba en ecuménico editorial ese Sánchez Mazas del catalanismo que responde por Enric Juliana, acaba de experimentar su plasmación empírica en la figura de un ilustre representante del sector porcino gerundense. Así, cierto Ramon Bagó ha depuesto lo que sigue ante un auditorio tan necesitado de asistencia veterinaria como el propio orador: "Tenemos al enemigo dentro de casa. Cómo podemos aguantar a estos del PP, cuando nos han pisoteado... habría que matarlos a todos".

Por lo demás, siendo un pobre hombre, no parece un hombre pobre, el tal Bagó. Presidente del principal consorcio turístico y hotelero de Cataluña, el Grupo Serhs; director general de Turismo de la Generalidad con Pujol; presidente del Salón Internacional del Turismo con Montilla; alcalde convergente de Calella con los votos de un par de tontos del Partido Popular; Cruz de San Jordi con Fèlix Millet, las atocinadas carnes del inductor Bagó representan el paradigma ético y estético de la célebre sociedad civil catalana. Huelga decir, en fin, que la respuesta de los populares ante su amenaza directa de asesinato ha resultado tan fulminante como implacable.

Durísimo, Jordi Cornet, secretario general del PPC, acaba de advertir que emitirán un comunicado de protesta si Bagó no enmienda esas palabras en la forma y plazo que él mismo considera oportunos. Más contundente aún si cabe, Alicia Sánchez Camacho se ha apresurado a manifestar, contra toda evidencia por cierto, que "no se pueden hacer estos atentados a la dignidad de un partido democrático". Tajante réplica que ha querido reforzar, sentenciando, drástica: "Parece que las bromas [sic] tienen que ir siempre contra el PP". ¿Querellas? No, gracias. ¿La Fiscalía? Ni está ni se la espera. ¿La prensa? Ni caso, de tan ocupada como anda en amenazar a su vez los jueces. 

Así las cosas, repare por un instante el lector en el desgarro, en la ofensa infinita que, sin saberlo, causa a ese pobre desgraciado cada vez que adquiere cualquier producto del Grupo Serhs tomándolo por español. Y piense en cómo un pequeño esfuerzo, un simple testimonio de solidaridad, de reconocimiento a la sensibilidad criminal de ese Bagó, podría aliviar el inmenso daño que le venimos causando entre todos, al comprar sus mercancías. Medítese en ello. Es de justicia.

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