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Emilio J. González

Jarro de agua fría a las esperanzas de recuperación

¿Qué pasará en cuanto suban los tipos de interés? Que volverá a subir la letra del piso, que se encarecerá la financiación del consumo, de la inversión privada y déficit público, que a las entidades crediticias españolas les faltarán recursos...

Qué poco dura la alegría en casa del pobre. Apenas hace dos semanas que nuestro Gobierno empezó a cantar las aleluyas de una pronta recuperación económica y ahora resulta que viene el aguafiestas del Banco Central Europeo a echar un jarro de agua bastante fría sobre los ánimos de quienes creen, o quieren creerse, que el final del túnel estaba próximo. Y no es que Jean Claude Trichet quiera fastidiar a España o tenga algo personal contra Zapatero, no. Es que Trichet, al final, encabeza una institución que tiene que velar por el conjunto de la eurozona y no por un país poco significativo dentro de la misma, que él solo se ha creado sus propios problemas y que no quiere hacer nada para resolverlos.

Trichet ha venido a recordar a España que, por muy mal que las estemos pasando aquí y por mucho peor que se puedan poner las cosas –que lo pueden hacer– el BCE está para lo que está, esto es, para manejar la política monetaria del conjunto de la unión monetaria, con independencia de que un miembro de la misma tenga problemas, algo que Zapatero jamás ha tenido en cuenta. ZP siempre se ha creído que, en el peor de los casos, la Unión Europea acudiría al rescate de España y que, por tanto, el presidente del Gobierno podía hacer y deshacer a su gusto en la economía, negándose a tomar las medidas que tiene que tomar, gastándose lo que tiene y lo que no tiene, disparando el déficit presupuestario y la deuda pública y desplegando toda una estrategia de marketing y maquillaje para ocultar la verdad de la crisis a los españoles. Todo ello para ir ganando tiempo a ver si el temporal amaina y algo o alguien desde fuera saca a la economía española del profundo agujero en el que se haya metida. Sólo la fantasía de Zapatero podría imaginar algo así y ahora Trichet empieza a despertarle de golpe de un sueño imposible.

Hace tiempo que Zapatero insistía en que el BCE debería tener en cuenta los problemas de España a la hora de establecer su política monetaria, como si España fuera vital para la zona euro, que no lo es. Sí lo son Alemania o Francia, que, conjuntamente, representan casi la mitad de la economía de la eurozona, y no una España que apenas supone un 8%. Así es que, por mucho que diga ZP, Trichet va ha hacer lo que tiene que hacer, que es subir los tipos de interés cuando toque, sobre todo porque ya hay que empezar a retirar tanta liquidez como se ha inyectado en el sistema financiero de la UE en los dos últimos años con el fin de evitar su colapso. Y, como siempre, esto a España le va a coger a contrapié, porque ni tenemos reestructurado nuestro sector financiero, ni se ha completado el ajuste del sector de la vivienda, ni se está haciendo nada por contener y reducir el disparatado déficit público en que nos ha metido ZP para financiar sus ocurrencias. ¿Qué pasará en cuanto suban los tipos de interés? Que volverá a subir la letra del piso, que se encarecerá la financiación del consumo, de la inversión privada y del desequilibrio en las cuentas del Estado, que a las entidades crediticias españolas les faltarán recursos con los que seguir comprando deuda pública y refinanciando créditos hipotecarios. Es decir, que volveremos de cabeza a la crisis, con nuevas quiebras, nuevos impagos y menos crecimiento económico.

Todo esto se veía venir de lejos y cualquier persona sensata y con unos mínimos conocimientos de economía lo podía prever. Pero ZP se ha negado a verlo porque eso implicaba tomar las medias y aprobar las reformas que se niega a aplicar y se ha embarcado en una huida hacia delante de carácter permanente, a la espera de que ocurra un milagro, y ahora apenas le queda terreno por delante que recorrer. Ya prácticamente ha llegado al borde del abismo, a las cercanías del muro contra el que se va a estrellar. Trichet se lo ha advertido al decir que no hay un euro para la zona euro y otro para España, sino una moneda única para todos. Así es que, en contra de lo que desea ZP, el BCE no va a ayudar y se las va a tener que componer él solito para arreglar el tremendo desaguisado que ha provocado. ¿Y qué va a hacer el presidente del Gobierno? Pues lo de siempre, nada de nada, con lo cual el escenario económico más probable para España en 2010 es el de una nueva recaída en la recesión, a la que le seguirá un largo periodo de estancamiento, al tiempo que el paro continuará creciendo y creciendo, mientras el Gobierno busca culpables por doquier con tal de no asumir sus responsabilidades, que en todo esto son muchas y muy importantes.

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