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Amando de Miguel

La política con el diccionario en la mano

Es la hora de apuntarse otra vez a las reivindicaciones de los saharauis. Con ello conseguiríamos quizá que el Polisario nos apoyara para acabar con los secuestros de la banda terrorista Al Qaeda (o Alcalde).

Fray Josepho me envía esta preciosa carta escrita en verso dirigida al presidente Zapatero: "Odiamos ese símbolo funesto, provocador de guerras y cruzadas; repugna ver las cruces que hay colgadas de un culto tan retrógrado y molesto. Suprímales sus signos antipáticos, y deje que los fieles más fanáticos se ahoguen entre hipócritas suspiros. Nos gusta usted, un líder con mordiente. Recuerdos a sus hijas, presidente. Atentamente suyos, los vampiros".

Mi opinión particular es que la eliminación de los crucifijos de las escuelas debería ser consecuente. Todas las cruces (incluida la de la Cruz Roja) deberían desaparecer, así como todos los demás símbolos religiosos: nombres propios de santos referidos a topónimos y a personas, iglesias, días de fiesta, obras de arte con motivos religiosos. Igualmente la música sacra (incluida la navideña) debería ser destruida. Más difícil sería eliminar las palabras de raíz religiosa, por ejemplo, "ateo, laico, aconfesional, agnóstico", etc. El PNV, que en vasco es EAJ, tendría que quitar la letra <j>, inicial que nos remite a Jaun Goikoa (= Señor de lo Alto, Dios). Ni siquiera se podría decir "adiós" ni "contradiós". El "domingo" no podría llamarse así, sino "soles" o algo parecido. Las procesiones de Semana Santa podrían sustituirse por desfiles cívicos. Las Navidades serían vacaciones del invierno. Las condecoraciones tendrían que prescindir de la cruz. Se admiten más sugerencias para indicar el camino disparatado en que nos encontramos.

Juanlu Vicent me proporciona un buen silogismo para describir la economía sostenible o sujetable:

"¿Vas a tener relaciones sexuales?
El Gobierno te facilita los preservativos.

¿Ya las tuviste?
El Gobierno te ofrece la píldora del día después.

¿Te has quedado embarazada?
El Gobierno te garantiza el aborto.

¿Tuviste el niño?
El Gobierno te regala el cheque bebé.

¿Estás desempleado?
El Gobierno te paga el paro.

¿Eres vago y no te gusta trabajar?
El Gobierno te concede el salario mínimo de subsistencia.

Prueba a estudiar, trabajar y producir... ¿qué ocurre?
¡El Gobierno te sube los impuestos para pagar todo lo anterior!

Jesús Palacios arguye que siempre nos quejamos de la política doméstica española, pero que la clave está en la desnortada política internacional. "Hemos perdido peso entre los socios de la UE: Estados Unidos nos contempla con abierto recelo. En el Magreb enfadamos a Argelia. Con Marruecos las tornas se han vuelto lanzas... y en Latinoamérica estamos en la antesala de un nuevo y agresivo juicio histórico [respecto a nuestra colonización]". Tiene mucha razón don Jesús, hora es ya de que los comentaristas nos preocupemos un poco más de la política internacional. En mi opinión no estaría mal que el "buenismo" de nuestro Gobierno se tiñera un poco de maquiavelismo, de mano izquierda. Por ejemplo, es la hora de apuntarse otra vez a las reivindicaciones de los saharauis. Con ello conseguiríamos quizá que el Polisario nos apoyara para acabar con los secuestros de la banda terrorista Al Qaeda (o Alcalde). Puestos a variar de estrategia, sería un gran viraje que a Afganistán enviáramos tropas de montaña (con sus correspondientes mulos). La guerra de guerrillas es también lo nuestro.

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