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Amando de Miguel

Hay que aprender inglés

El honor y la honestidad tenían mucho que ver con la decencia y el recato de índole sexual. Sin embargo, hoy esos conceptos se han ampliado hacia otros campos que tienen que ver con la honradez en los tratos de todo tipo.

Hay que aprender inglés. Va a ser la única forma de que nos entendamos en España. O por lo menos, vamos al pluralismo por el bilingüismo.

Son muchos libertarios los que me indican que el famoso O.K. viene de la jerga militar equivalente a "zero killed" (=no hay bajas). Según las distintas versiones, esa jerga surgió en la guerra de Secesión, en la de Corea o en la de Vietnam. Nada de eso. Como señala con detalle Juan Puyol, la expresión aprobatoria o tranquilizante de O.K. estaba en el inglés americano a principios del siglo XIX. Algunos, incluso, señalan que se empezó a utilizar a finales del siglo XVIII. Hay diferentes versiones sobre su origen.

Eduardo Fungairiño sostiene que es una muletilla de políticos y periodistas lo de decir "para ser honesto", cuando lo que hay que decir es "para ser sincero". Don Eduardo apunta a que ese "honesto" es un "falso amigo" del inglés honest, que poco tiene que ver con la moral sexual. No llegaría yo a tanto. En su origen, el honor y la honestidad tenían mucho que ver con la decencia y el recato de índole sexual. Sin embargo, hoy esos conceptos se han ampliado hacia otros campos que tienen que ver con la honradez en los tratos de todo tipo. El origen latino facilita esa ampliación.

Jesús Laínz me dice que, en un folleto turístico sobre Santander, se habla del "Palece of the sponge-cake". Naturalmente, se refiere al Palacio de la Magdalena. Se edificó para que la mujer de Alfonso XIII no añorara las mansiones inglesas. Supongo que esa "Magdalena" es un nombre propio; alude al personaje bíblico, María de Magdala, una ferviente seguidora de Jesucristo. En español tenemos también la "magdalena" o "madalena", una especie de bollo pequeño con huevo y azúcar. El nombre viene del griego "magdalía" (=masa, bollo). Si el folleto turístico tuviera razón, bien podría decirse el Palacio del Sobao.

Milton M. Azevedo (catedrático de la Universidad de California, Berkeley) me envía un curioso episodio de cómo pueden afectar los cambios semánticos. En Canadá se ha venido publicando desde hace 90 años una prestigiosa revista sobre Historia de Canadá, The Beaver (= El Castor). La revista fue fundada por la Hudson´s Bay Company, una potente empresa de pieles de animales salvajes. Pero resulta que ahora "beaver" es el nombre coloquial para los genitales femeninos, algo así como "coño, chocho o conejito". Así que los editores de la revista le han cambiado el nombre por el de Canada´s History, que no tiene tradición, pero parece más serio.

Juan Enrique Riga Barriga me envía todo un tratado etimológico sobre el origen del inglés "fuck" (=joder). Lo relaciona con el alemán "ficken", que también es "frotar" y "fornicar". No cree don Juan Enrique que la palabra inglesa provenga del latín (vulgar y tardío) "fornicare", que es literalmente copular debajo de un puente o de una habitación abovedada. Sin embargo, añado, no puede ser casual que todas esas palabras empiecen con el sonido <f>, como en el vulgar "follar" o el catalán "fotre". Por otra parte, don Juan Enrique precisa que la teoría de que la fiesta de Navidad derive de una previa fiesta romana dedicada al Sol, no está probada. Bueno, ahí dejamos el asunto, que se pierde en la noche de los tiempos.

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