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José Berdugo

Cuando éramos los mejores

Antes, cuando éramos los mejores, queríamos crecer y generar empleo. Ahora, que no lo somos, hacemos lo imposible por seguir pareciéndolo, en lugar de intentar serlo.

Hace un par de semanas, mientras observaba cómo la bolsa española caía a plomo, sin motivo alguno me he acordado de Loquillo. Me he acordado de Cuando Fuimos Los Mejores. Me he acordado de cuando el dinero se gastaba y se podía comprar todo.

Cuando jugábamos en la Champions y nuestra fortuna y progreso no parecía tener fin. Entonces crecíamos, éramos la envidia de Europa y del mundo. El paro no era un problema ni siquiera para los parados. Hoy, las copas siguen llenas de arrogancia y pretensiones, a pesar de que ahora ya no jugamos en la Champions. Ahora jugamos en segunda regional.

Nuestros grandes fichajes se han lesionado y no sabemos cuándo saldrán de la enfermería. Incluso amenazan con embargarnos el estadio. Me he acordado también de un gran banquero español que al empezar la crisis decía que de ésta, como de todas, sólo se puede salir trabajando el doble y ganando la mitad. Lo malo es que como somos más listos que nadie, queremos superarla trabajando la mitad y cobrando el doble.

Hace unos días los mercados, impasibles ellos, se dedicaron a partirle la cara sonoramente a nuestros gobernantes. No sólo fue la caída de la bolsa. La deuda pública nos ha dejado temblando.

Recientemente, han sido tres las emisiones de deuda puestas en circulación por entidades públicas españolas. La primera en probar fortuna fue la Generalidad de Cataluña. La transacción a tipo fijo (800 millones de euros) se colocó a mid swap más 160 puntos básicos, lo que supone una rentabilidad del 4,972%. Esta rentabilidad se compara con el 4.057% a la que cotizaba el bono español o el 3,195% a la que lo hacía el alemán, o el 6,762% del griego.

Lo más relevante es que el Gobierno catalán se ha visto en la obligación de tener que pagar un 0,1% más que el valor de su secundario (diferencia que se conoce como prima de emisión). Es tradicional en los mercados de deuda que exista una pequeña prima de emisión. Sin embargo, un 0,1% no es precisamente una prima pequeña. Es una prima superior a la pagada por cualquier empresa en lo que llevamos de 2010 (y eso que Cataluña no es una empresa y cuenta con una garantía explícita del Reino de España). Sin embargo, los gestores catalanes fueron capaces de entender que no se debe apostar en contra del mercado porque te arriesgas a perder.

No fue así el caso del Instituto de Crédito Oficial (ICO). La entidad pública quiso apostar a que eran capaces de jugársela al mercado. Pero no. La emisión del ICO se podría calificar de muchas cosas, pero el calificativo que más se ajusta es el de desastrosa. Una zancadilla a la imagen de las finanzas públicas españolas. Con amigos como éstos, no hacen falta enemigos.

En todo un día con los libros abiertos (los libros en los que los inversores "se apuntan" mostrando su interés por adquirir bonos) apenas se superaban los 600 millones de euros. Puede parecer una barbaridad, pero no lo es. Para hacernos una idea, la transacción llevada a cabo por Grecia (sí, la misma Grecia que sale cada día en las páginas de sucesos de los periódicos) reunió en dos días más de 25.000 millones de euros para una transacción de 8.000 millones.

En este caso, la agencia española aspiraba a colocar 1.000 millones de euros en bonos a cinco años a mid swap más 50 puntos básicos (una rentabilidad del 3,327%). Comparado con el bono a 5 años del Reino de España (3,001%) se antoja una rentabilidad excesivamente baja. En estas condiciones no lograron llamar la atención de los inversores. Al día siguiente, decidieron subir la rentabilidad en quince puntos básicos, un 0,15%. De este modo lograron la cantidad prevista, pero a costa de ser la comidilla del mercado que no se explicaba qué había pasado.

La tercera emisión en discordia fue la llevada a cabo por el propio Reino de España. El Tesoro llevó a cabo una de sus habituales subastas. En este caso de letras a tres años. Se colocaron 2.500 millones de euros, cuando la cantidad anunciada era de 2.000 millones. Las nuevas letras se vendieron con una rentabilidad del 2,63%, que se compara con un 2,14% pagado en la anterior subasta, en diciembre. A simple vista parece una subida importante de casi medio punto porcentual.

Sin embargo, la subida es mucho más importante. En la subasta de diciembre la diferencia entre la rentabilidad de las letras subastadas y la deuda alemana comparable era del 0,33%, apenas dos meses después esa diferencia se ha disparado hasta los 108 puntos básicos. Esta aplastante realidad deja muy mal a nuestro secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, que afirma que nuestra deuda sigue siendo de las más baratas de Europa. Además, si como él dice, el coste está en mínimos históricos es porque el tipo de interés del Banco Central Europeo está en su mínimo histórico desde hace meses.

Vuelvo a lo que decía al principio. En lugar de buscar soluciones para evitar situaciones como estas, que tan caras nos están saliendo a los españoles, se dedican nuestros líderes a buscar culpables de la crisis. En lugar de trabajar la mitad y cobrar el doble, lanzan botes de humo que no permitan a los votantes, sagrados votantes, ver la realidad.

Se sube la edad de jubilación, se amplía el periodo de cálculo de las pensiones (medida que me parece de cajón y justicia), y al mismo tiempo se establece que un diputado tendrá pensión máxima con dos legislaturas en el sillón.

Se ciscan en los banqueros porque ganan mucho, pero ellos se ponen unas reglas inalcanzables incluso para el mundo de las finanzas. Antes, cuando éramos los mejores, queríamos crecer y generar empleo. Ahora, que no lo somos, hacemos lo imposible por seguir pareciéndolo, en lugar de intentar serlo. Mientras decrecemos y generamos paro, las empresas de cualquier clase también quieren salir de la crisis cuanto antes y, para ello, trabajan el doble y cobran la mitad. Si nuestros gobernantes están trabajando la mitad (y creando distracciones) y mejoran su retribución, ¿adónde nos quieren llevar?

PD: Que me perdone Loquillo por haberle cogido prestada parte de la letra de su canción.

En Libre Mercado

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