Menú
GEES

Irán y las Américas

Los Castro, Chávez, Ortega y Morales le han abierto la puerta al fanatismo islámico a pesar de que una buena parte de la izquierda latinoamericana haya criticado las creencias religiosas al considerarlas "el opio del pueblo".

Mientras colean los rumores sobre la conexión entre el Gobierno venezolano y ETA, su vecino Brasil ha vuelto a mostrar su apoyo a Ahmadinejad –gran amigo de Chávez– y a su programa nuclear. Y lo ha hecho en las propias narices de la secretaria de Estado norteamericana, de gira por varios países del hemisferio sur. Un viaje, dicho sea de paso, que Chávez no ha tardado en denunciar como un nuevo ataque del imperio para dividir a los países de la región, en el que además participa España con su Real Audiencia. El caso es que el canciller brasileño, Celso Amorim, le ha dicho a Hillary Clinton que su país rechaza las sanciones contra Irán y lo ha hecho recordando el "engaño" sobre las armas de destrucción masiva de Irak.

El creciente acercamiento de Irán a América Latina se debe sobre todo a la búsqueda de aliados que rompan su creciente aislamiento internacional. Si además éstos se encuentran en el continente americano, se incrementa su valor. Ya en el años 2001, durante una visita de Fidel Castro a Irán, el comandante dijo que entre ambos países podían "poner de rodillas" a Estados Unidos. Pero ha sido de la mano de Hugo Chávez cuando Ahmadineyad ha entrado de lleno en la región. Entre ambos mandatarios parece existir una admiración profunda por su lucha contra el imperialismo, además de compartir una encendida retórica y una oratoria extremadamente vigorosa.

Los Castro, Chávez, Ortega y Morales le han abierto la puerta al fanatismo islámico a pesar de que una buena parte de la izquierda latinoamericana haya criticado las creencias religiosas al considerarlas, como manda la vieja tradición marxista, "el opio del pueblo". Pero les ha podido más su odio a la cultura y a la democracia norteamericana.

Otra historia es Brasil. Potencia regional y aspirante a líder global, que además está recibiendo una atención privilegiada por parte de Estados Unidos por el tema energético, no está ayudando en los esfuerzos internacionales por presionar a Irán con su firme apoyo a Ahmadineyad. Ya le recibió con honores el año pasado provocando varias protestas internas. Brasilia afirma que como actor global no se subordina a ninguna potencia –en este caso a Estados Unidos– y que su apoyo a Irán responde a sus propios intereses o visiones. Sin embargo, Brasil, que no es la primera vez que muestra sus aires de grandeza y que mete la pata como en Honduras, puede volver estrellarse por irresponsable y por creerse lo que aún no es.

En Internacional

    0
    comentarios
    Acceda a los 2 comentarios guardados