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Clemente Polo

Violencia estelada

Nada ocurre por casualidad. Estos vándalos autóctonos son hijos de Mas, Puigcercós y Cía, como ellos a su vez son hijos de Pujol.

Si algún nacionalista todavía alberga un ápice de sensatez, cosa que pongo en duda, lo ocurrido el viernes en la Universidad Autónoma de Barcelona debería servirle para llegar a una conclusión que se impone por sí misma: los cachorros que han criado con tanto mimo y subvenciones se han convertido ya en jaurías vociferantes y amenazadoras, que practican la violencia preventiva con el fin de impedir a cualquier persona, en este caso a la Sra. Díez, ejercer el derecho a expresar libremente sus opiniones cuando anticipan que éstas pueden ser contrarias a las verdades de su fe. A ella y a quienes libremente acudimos a escuchar sus propuestas, no necesariamente a aplaudirlas.

Esta jauría de feroces alimañas, disfrazadas de estudiantes, dio rienda suelta a su furia en un centro universitario, como lo hicieron hace unos días con no menos infamia y saña en una cancha deportiva. Nada nuevo. No llevaban camisas pardas, ni tampoco camisas negras, ni azules, no, simplemente se envolvían en la bandera estelada que se ha convertido en el símbolo de la sinrazón, la fuerza bruta y la violencia en Cataluña y allí donde se desplazan en masa. Este ejército de mercenarios no necesita escuchar los argumentos del adversario y afinar su réplica. No, ellos no pierden el tiempo con estas fruslerías. Lo suyo es la acción directa: los insultos, la violencia y, hasta si pudieran, los autos de fe en la hoguera.

Nada ocurre por casualidad. Estos vándalos autóctonos son hijos de Mas, Puigcercós y Cía, como ellos a su vez son hijos de Pujol. ¿Cómo responderá en esta ocasión el equipo de gobierno de la Universidad, me pregunto? ¿Convocará la rectora el Claustro y declarará a Rosa Díez persona non grata como hiciera su antecesor hace unos años con ocasión de una visita privada del presidente Aznar que alguien filtró a la jauría desde el mismísimo rectorado? Espero que en esta ocasión no vuelva a repetirse semejante desvergüenza y que la rectora nombre una comisión no para juzgar al invitado, sino para analizar los videos y fotografías e incoar los expedientes correspondientes a todos los vándalos que campan por sus respetos y convierten en papel mojado el intercambio de ideas y conocimientos, la esencia misma de la Universidad.

Espero que así sea y el equipo de gobierno adopte las medidas necesarias para garantizar en el futuro que la Sra. Díez, o cualquier otra persona a excepción de los terroristas de ETA, pueda impartir una conferencia en la Universidad Autónoma de Barcelona. Para demostrarlo, no estaría de más que la propia rectora invitará a la Sra. Díez a dictar la conferencia que no pudo impartir este luctuoso 5 de marzo de 2010.

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