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Jaime de Piniés

Aviso a navegantes en la zona euro

La negativa de nuestro Gobierno para adoptar de forma inmediata una serie de reformas de calado nos está poniendo, cada vez más, en una situación de extrema precariedad.

Las insólitas palabras del ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäube, nos deben servir para recordar lo mucho que se juega España con la parálisis del Gobierno del Sr. Rodriguez Zapatero. La negativa de nuestro Gobierno para adoptar de forma inmediata una serie de reformas de calado nos está poniendo, cada vez más, en una situación de extrema precariedad.

El ministro alemán dijo al Financial Times Deustcheland que, "Si un Estado de la zona euro no es capaz de recuperar la capacidad de competencia de su economía, ni de sanear sus presupuestos públicos, como última medida, debería abandonar la Unión Monetaria, aunque podría continuar siendo miembro de la Unión Europea".

El silencio que guarda el Tratado de Lisboa sobre la salida o, en su lugar, expulsión de la UME abre una enorme brecha interpretativa que, seguramente, podría servir para argumentar y rebatir las declaraciones del ministro alemán. Un reciente trabajo del Banco Central Europeo concluye que la situación legal dista mucho de ser clara. Sin entrar a debatir este extremo, no restemos importancia al hecho de que es la primera vez que un miembro del EMU, y nada menos que el ministro de Finanzas de Alemania, proclama un contundente aviso a navegantes de la zona euro.

Aparte de los argumentos jurídicos, el razonamiento económico del alemán es sólido pero, como ya hemos tenido ocasión de comentar en esta columna, el enfoque es incompleto. Empecemos por donde tiene razón.

Desde la incorporación de España al euro, es cierto que no hemos sido capaces de aguantar el tirón competitivo de Alemania. Nuestros costes laborales unitarios, lejos de mantener el ritmo con nuestro socio germano, se han ido deteriorando y, junto con una tasa de crecimiento de la demanda interna que en nuestro país superaba el 5% hasta el año 2007, el déficit por cuenta corriente llegó a ser el segundo más grande del mundo; más del 10% del PIB. Ya en esa época de bonanza, y que no volverá en muchos años, el Gobierno del Sr. Rodriguez Zapatero no actuó responsablemente tomando las medidas necesarias: ni introdujo reformas de calado en el mercado de trabajo y otros muchos sectores, ni elevó el superávit de las cuentas públicas para frenar nuestro galopante endeudamiento colectivo respecto al exterior. Hoy día, con un déficit público del orden del 11% del PIB y con la economía en recesión, seguimos siendo incapaces de encontrar un equilibrio en nuestra balanza por cuenta corriente que sigue próxima al 5% del PIB.

También tiene razón el ministro alemán al subrayar la necesidad de sanear las cuentas públicas. En esta dirección se ha tomado una única medida y que nuestro Gobierno espera introducir el próximo 1 de julio: la subida del IVA. Lamentablemente, esta medida ha sido criticada por organismos internacionales como dañina para la recuperación de la actividad económica en el corto plazo. A medio plazo, esta medida sólo servirá para posponer la ineludible reducción del gasto público en España, actualmente totalmente fuera de control, especialmente a nivel regional y municipal. Ahora bien, otra cosa sería si a la subida del IVA se le acompañara con una bajada equivalente en las cotizaciones sociales; en este supuesto, por un lado, se lograría una reducción del consumo y, por otro lado, supondría un importante estimulo para el empleo. En pocas palabras, una devaluación interna que nos vendría muy bien.

Si bien se puede dar la razón al ministro alemán en los aspectos señalados, donde no tiene razón, peca de corta vista y, hasta cierto punto, incluso, de prepotente, es al insistir en la "capacidad de competencia". Sin menoscabar la necesidad de que España mejore su competitividad, por nuestro propio interés en mejorar nuestro bienestar, lo cierto es que los costes laborales unitarios en España se han comportado bastante bien con relación a Francia y mejor, aún, respecto a los italianos. Sólo falla dentro de la zona euro y queda en clara desventaja la comparación con Alemania. Ahora bien, si nosotros tenemos que mejorar nuestra competitividad, ¿por qué Alemania no impulsa su consumo? Más aún, cuando la política monetaria europea es claro ejemplo de una política hecha a la medida de Alemania y que en modo alguno nos ha favorecido a los españoles en los últimos años.

Estamos todos en el mismo barco de la UME y todos los países tendrán que arrimar el hombro para lograr una recuperación duradera y eficaz. Pero lo cierto es que la desigualdad siempre deja mal parado al país deficitario frente a sus acreedores como es Alemania. Sin embargo, el aviso a navegantes se ha servido. Sr. Rodriguez Zapatero, ¿qué piensa hacer?

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