Como informa este mismo periódico, mientras Bush no tuvo email, Obama dispone de una cuenta de Twitter. Los tiempos cambian, lo que incluye la relación del gobernante más poderoso del mundo con internet. La noticia no es, naturalmente, esa. Lo importante es que la cuenta del actual presidente de EEUU en la popular red social ha sido pirateada por un joven francés. El gamberro cibernético ha mostrado al mundo su "logro" divulgando datos delicados del inquilino de la Casa Blanca en distintos blogs.
Lo que tal vez no sabía el francés es que la cuenta puede estar a nombre de Barack Obama, pero él no la utiliza. Esto no es ningún secreto. El propio presidente de Estados Unidos lo confesó en una charla que mantuvo con jóvenes chinos en Shangai el pasado mes de noviembre. Preguntado por la censura que el sistema de microblogs sufre en China –país que es desde hace años la mayor cárcel de intenautas del mundo– respondió que "nunca he usado Twitter, pero soy defensor de la tecnología y de no restringir el acceso a internet". Es de agradecer la segunda parte de su declaración, sobre todo por hacerlo en el territorio de una dictadura que somete a la red a una férrea dictadura. Sin embargo, el inicio de la respuesta sorprende por su sinceridad y por no haber causado un revuelo entre los responsables de internet de la Casa Blanca.
Obama tiene cuenta de Twitter, de hecho es una de las más seguidas del mundo, pero no la ha usado nunca. Dicho de otro modo, el presidente de Estados Unidos tiene un "negro" twitteador. No resulta sorprendente. Es de suponer que sus obligaciones como gobernante no le dejen tiempo para estar pegado al ordenador escribiendo frases cortas y ofreciendo enlaces que a él le parecen de interés. Lo que sí provocó un mayor asombro es que lo reconozca. ¿O es que acaso él mismo desconocía la existencia de su identidad en dicha red social y por eso dijo lo que dijo?
En cualquier caso, es la demostración de un engaño. Nos han querido mostrar a Obama como a un presidente usuario activo de las nuevas tecnologías (desde su famosa Blackberry a su inteligente uso de las redes sociales), pero vemos que en realidad no es tal. Son otros los que se encargan de manejarlas en su lugar y él ni tan siquiera está al tanto de lo que hacen ni, por lo tanto, supervisa el trabajo de sus negros internáuticos. Una cosa es que otros escriban por él (eso pasa con casi todos los gobernantes en lo referido a sus discursos y otro tipo de textos); otra muy distinta es que no sepa dónde lo hacen ni qué dicen.
Como en otras tantas cosas referidas a él, la faceta de apasionado de las nuevas tecnologías de Obama resulta una mascarada. Al menos podría tener un punto de sinceridad y hacer que en su cuenta de Twitter la identidad que aparezca sea la de "equipo de Barack Obama".