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Amando de Miguel

Don de lenguas

Don Carlos opina que lo del alfabeto latino no es definitivo para que un idioma sea fácil de aprender. Por ejemplo, el árabe (sin alfabeto latino) es fácil de aprender, pero el húngaro (con alfabeto latino) es dificilísimo, con sus 13 declinaciones.

Parece mentira la popularidad que adquiere la cuestión de las lenguas. No lo digo sólo por esta seccioncilla, aunque es más política que otra cosa. El otro día, en una ciudad tan cosmopolita como Benidorm, se organizó un conato de tumulto para poder entrar en una conferencia mía, tantos eran los asistentes. Se trataba de una glosa sobre mi último libro, La magia de las palabras y sobre los puntos que voy tocando en este rincón de Libertad Digital. La expectación la daba el hecho de que la lengua es un apasionado tema de conversación para mucha gente.

Ernesto Cárdenas Cangahuala tiene algunas dudas respecto al quechua en la clasificación de las lenguas que yo hacía aquí hace algunos días. Para mí no hay duda. El quechua es del tipo B. Es una lengua de una zona cultural amplia, que no se aprende masivamente fuera de esa zona natural. No importa que se escriba con alfabeto latino; su capacidad de expansión es limitada.

Carlos (de Castellón, supongo) pondría sólo al inglés en el tipo A (lengua de comunicación internacional que se aprende masivamente). Lo del ejército de traductores de Bruselas le parece un disparate. El inglés es hoy una opción parecida a la del latín en la Europa medieval. Don Carlos opina que lo del alfabeto latino no es definitivo para que un idioma sea fácil de aprender. Por ejemplo, el árabe (sin alfabeto latino) es fácil de aprender, pero el húngaro (con alfabeto latino) es dificilísimo, con sus 13 declinaciones.

Xoan Antón Pérez Lema se siente satisfecho de hablar gallego, portugués (también en la variación brasileira) e inglés. Me parece estupendo su "trilinguismo", como él dice, aunque sería mejor con diéresis. En la próxima generación, la mayor parte de las personas cultas serán (por lo menos) trilingües. La ventaja de conocer el español es que ya se tiene una de las tres patas de las trébedes.

Rafael Rodríguez protesta de que las modas y manías del lenguaje (más o menos politiqués) se las asigne yo al lenguaje culto. A él le repele que la cultura se asocie con los políticos. Pero yo no empleo "culto" en el sentido excelso, sino en el descriptivo. El lenguaje culto es el de los profesionales o similares. El resto es lenguaje popular o coloquial.

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