Menú
GEES

Misiones y material

La mala planificación de los gobiernos socialistas unido a los últimos y drásticos recortes en los presupuestos de Defensa retrasan en algunos casos de forma indefinida los programas de armamento y material.

Las Fuerzas Armadas españolas también están en Haití. Lamentablemente, esto es noticia cuando ocurren hechos como el reciente accidente del helicóptero, en el que murieron los cuatro militares. Aunque su labor diaria pasa mucho más desapercibida. Además de en Haití, Afganistán o Líbano, nuestros efectivos andan desplegados por medio mundo: estamos en el Congo, primero como parte de una misión de la Unión Europea de asesoramiento y asistencia para la reforma de la seguridad, y en segundo lugar dentro de una misión de la ONU en el país; en el Océano Índico tratando de prevenir los actos de piratería; en Guinea Bissau apoyando la reforma del sector de la seguridad, y donde además hace escasas semanas hubo un intento de golpe de Estado; y en Bosnia como parte de la su operación EUFOR Althea, heredera de las operaciones IFOR y SFOR de la OTAN. Recientemente se ha aprobado el envío de 38 militares como parte de una misión de la Unión Europea para adiestrar lasFuerzas de Seguridad somalíesen Uganda.

Para tal variedad de compromisos y misiones se necesitan sobre todo recursos, desde los blindados en Afganistán, hasta combustible o trabajos de mantenimiento del material. La triste realidad es que escasean. Por eso, tras el accidente del helicóptero en Haití saltaron las dudas sobre el buen estado del avión siniestrado. Ha sido inevitable. Desde hace tiempo se advierte sobre las condiciones del material que usan las Fuerzas Armadas en el exterior, que no son siempre las óptimas. En este caso, el helicóptero –un Augusta Bell 212 (AB-212, los denominados "gatos")– estaba en perfecto estado según el Ministerio de Defensa. Eso sí, con casi cuatro décadas a sus espaldas, en las que ha participado en innumerables misiones internacionales. De hecho, el propio Ministerio de Defensa, en el año 2005, aprobó un importante monto para renovar la vetusta flota de helicópteros de las Fuerzas Armadas, apostando por el NH-90. Su objetivo consistía también en unificar el parque de los tres ejércitos para así abaratar costes con la homogeneización. Pero el NH-90 presentaba un gran problema: la versión que se decidió adquirir no servía para su incorporación a la Armada, porque no cumplía con los requerimientos técnicos propios de los helicópteros embarcados. Así que el Gobierno socialista se cargó pronto los dos objetivos que se había planteado. Hasta el día de hoy. A estas alturas, sigue sin renovarse la vieja flota y sigue sin darse el paso necesario para unificar y modernizar el parque de helicópteros. La armada no ha tenido otra que mantener sus fiables y experimentados AB-212, pese a que necesitan una urgente modernización para alargar su vida más allá de 2015, según fuentes del propio Ministerio.

La mala planificación de los gobiernos socialistas unido a los últimos y drásticos recortes en los presupuestos de Defensa –de los que los socialistas tienen el valor de culpar a la crisis económica, que afecta a nuestros soldados, pero no a ONGs y clase política– retrasan en algunos casos de forma indefinida los programas de armamento y material. De los planes de modernización de los que Chacón habla día sí y día también, ya nadie se cree nada. Mientras esto ocurre, las Fuerzas Armadas andan haciendo encaje de bolillos limitando las maniobras, amarrando barcos, y recortando las horas de vuelo. No es la mejor carta de presentación para nuestras misiones internacionales. Pero para qué esconderlo: las Fuerzas Armadas españolas no pasan por su mejor momento.

En Internacional

    0
    comentarios