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Españoles a tiro

La situación es muy difícil, mucho más de los que suele afirmar la ministra Chacón en sus comparecencias ante el Congreso.

Cada vez con más frecuencia la ISAF informa de duros combates y de la creciente violencia en la provincia de Badghis, en el noroeste de Afganistán. Una zona donde se concentra el grueso de nuestras tropas. Allí han muerto hace apenas diez días dos militares italianos que formaban parte de un convoy compuesto por efectivos italianos y afganos (en total casi 400) tras la explosión de un Artefacto Explosivo Improvisado (IED, en sus siglas en inglés). Pero también había un pequeño núcleo español, según ha informado el ministro de Defensa italiano, La Russa, que no Chacón. Todos ellos se dirigían desde Herat a reforzar la base operativa avanzada Columbus en el valle de Bala Murghab, donde les esperaban los norteamericanos. El grupo español iba para el control aéreo, según La Russa. La zona de destino es un importante bastión talibán, fronteriza con Turkmenistán, donde éstos se mezclan y se confunden con los traficantes de drogas y de armas. Ahí la ISAF está tratando de ampliar el área de seguridad y para ello ha lanzado una importante operación. Esta vez las bajas militares fueron italianas, pero podían haber sido los nuestros.

Cinco días después se repetía la misma escena, esta vez sin víctimas: dos IED se intercalaban en el mismo camino de Herat a Bala Murghab, pero el convoy de la ISAF se paró a tiempo y los explosivos fueron desactivados. Ésta es la situación que se vive día a día en esta provincia de responsabilidad española pero que cuenta con una importante e imprescindible presencia de efectivos norteamericanos e italianos. Estos últimos además lideran el sector oeste de la ISAF, donde está la provincia de Badghis, con 3.300 tropas que alcanzará las 4.000 a finales de año.

El deterioro de las condiciones de seguridad en la provincia ha hecho incluso que se paralicen la construcción de la sección de la Ring Road –principal vía de comunicación del país– que atraviesa Badghis. La situación es muy difícil, mucho más de los que suele afirmar la ministra Chacón en sus comparecencias ante el Congreso. Una muestra de ello son los dos puestos avanzados abiertos por los efectivos españoles para tener el control de la denominada como Ruta Lithium, principal vía de comunicación entre Qala-i-Naw y el valle de Bala Murghab, lo que implica mayores operaciones relacionadas con la seguridad. Fue allí además donde murió el último militar español en febrero de este año tras un atentado al paso de un convoy.

Además Badghis está emergiendo como una importante región de producción de opio, importante fuente de financiación para los talibanes, un tema que Chacón margina e intenta obviar. La provincia bajo responsabilidad española se ha convertido en la gran excepción del país, donde han disminuido las hectáreas dedicadas al opio. El cultivo en Badghis se ha incrementado un 822% en 2009 con respecto a 2008, según datos de la Oficina de la ONU para la Droga y el Crimen (UNDOC), y se espera que los niveles de cultivo se mantengan altos.

Falta mucha información por parte del ministerio de Defensa sobre lo que ocurre día a día en Afganistán. Hay que limitarse a las comparecencias de la ministra sobre el tema ante el Congreso (la última en febrero de este año) en las que no satisface todos los interrogantes que despierta Afganistán y la situación de nuestras tropas. Sólo intuimos que los talibanes nos tienen a tiro.

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