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Agapito Maestre

¿Qué le queda a Zapatero?

Su personalidad autoritaria le impide, en verdad, plantearse cualquier tipo de solución política a la crisis económica e institucional si se pone en riesgo su poder.

¿Qué le queda a Zapatero traspasado el meridiano de esta legislatura? Nada y todo. Nada de credibilidad ante la comunidad internacional y todo en España. No es nadie en el mundo, pero tiene todo el poder en España. Una excepción: la reforma del mercado laboral. Ésta ha sido jaleada internacionalmente, pero rechazada por todos los partidos políticos en España. El decreto de reforma del mercado laboral sólo ha sido votado por el grupo parlamentario socialista, pero Zapatero ni se siente aislado ni disuelve las Cortes. Todo sigue igual para Zapatero. Él mantiene cohesionado el poder. No hay catalepsia política, entre otras razones, porque casi todos los medios de comunicación respaldan su ficción. No hay democracia de opinión pública. Los medios no han conseguido cambiar jamás ninguna decisión del poder de Zapatero. O sea, puede hundirse el país, e incluso puede ser denunciado el hundimiento por algunos medios, pero Zapatero no dará razones a nadie de sus fracasos.

Él sólo impone su santa voluntad. Por eso, precisamente, nadie cree al vicepresidente tercero del Gobierno cuando manifiesta que no habrá crisis de Gobierno. Las quinielas para saber la composición del nuevo Gabinete son múltiples. No me atrevo a descartar ninguna, incluso quienes apuestan por la vuelta de Solana podrían ver satisfecha su demanda. De Zapatero todo puede esperarse, nada en este hombre es previsible, si es por mantenerse en el poder. Este hombre no conoce límites. Pío García Escudero le ha dicho en el Senado que las familias están hartas de su inoperancia, pero él le ha exigido al PP que exponga cuáles son sus medidas para resolver la crisis. Se ha revuelto con pericia populista contra la oposición sin dar señales de agotamiento político. Se equivocan, pues, quienes crean que este político está muerto.

Eso no significa que Zapatero pueda conseguir cambiar la tendencia de las encuestas. Sin embargo, creo que aguantará en el poder más de lo que muchos sospechan. Un populista de su corte, es decir, alguien que le interesa sólo y únicamente el poder por el poder, nada tiene que ver con tipos con sentido de Estado y de autolimitación democrática. Hará de su fracaso, insisto, su principal fortaleza. Así funciona el populismo. Este hombre aún tiene recursos suficientes para manejarlos a su favor. Por supuesto, no evaluará el daño que le hace a la nación, mientras se mantenga en el poder. Más aún, es posible que el PP, según las encuestas, llegara a gobernar en trece comunidades autónomas, cosa inédita en este país, pero sospecho que, incluso entonces, él persistirá en que no es menester adelantar las elecciones generales.

Su personalidad autoritaria le impide, en verdad, plantearse cualquier tipo de solución política a la crisis económica e institucional si se pone en riesgo su poder. De ahí que de todas las quinielas que se hacen sobre el actual Ejecutivo, todas cargadas de plausibilidad, sólo hay una que no contemplo: la dimisión del presidente del Gobierno. El poder es suyo. Y lo manejará, vaya que si lo hará, como nadie puede imaginar. Así de cruda está la cosa. Ni elecciones anticipadas ni gran gobierno de coalición nacional.

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