Miguel Cervera señala mi error de que la rueda está en la naturaleza. Realmente, lo que hay en la naturaleza es formas redondeadas. La esencia de la rueda es el eje, algo que difícilmente se encuentra de forma natural. Tiene toda la razón don Miguel, así que rectifico. Ahora me doy cuenta de que el invento genial no fue el hacer rodar sino el hacer girar. La rueda no se inspiró tanto en las formas redondeadas (vegetales, animales, piedras) como en las vértebras del cuello, que hacen girar la cabeza. Esa es una ventaja de la especie humana frente a otros mamíferos.
Don Miguel se felicita de leerme o de oírme porque soy "alguien que sabe lo que escribe o habla". Agradezco el piropo, pero no es así del todo. Yo más bien hablo o escribo de lo que me interesa saber. Por eso aprendo, que es la verdadera fruición intelectual.
Eduardo Fungairiño me remite un titular del Diario Montañés (3 de julio de 2010): "A partir de la próxima semana, toda mujer que lo desee podrá interrumpir su embarazo con cargo al heraldo [sic] público". No dice la noticia qué ocurrirá si, después de interrumpido el embarazo, la mujer desea continuar embarazada. A no ser que sea una terminación del embarazo, o sea, un aborto. Aun que se hubiera dicho "erario público", debo advertir que lo de "público" sobra, pues no existe el "erario privado".
Leonardo H. se extraña de mi afirmación sobre los Reyes Magos: "provenían de Afganistán y eran paganos". Quiero decir que provenían del mítico "Oriente", el dominio de la magia. Es algo que siempre se ha asociado con el lejano e inconquistable Afganistán. Don Leonardo opina que, más que paganos, eran gentiles (= no judíos) y, sobre todo, representantes de distintas razas. De ahí que Baltasar fuera negro. Alto ahí. Cierto es que los Reyes Magos no eran judíos. Ahora bien, la tradición del Baltasar negro empieza en la Edad Media, esto es, más mil años después del suceso que narra la Escritura. Con el Baltasar negro se acentuaba el símbolo de las distintas razas. La fiesta de los Reyes Magos es la Epifanía, es decir, la Aparición de Jesús, abierto a toda la humanidad, no sólo a los judíos.
Agustín Fuentes dijo en alguna ocasión de un compañero que era "un rata de mucho cuidado, más agrio que la chapa magnética". Quería indicar que era una mala persona, un pájaro de cuenta. Alguien recriminó a don Agustín lo del artículo <el>; tendría que ser "la rata". Don Agustín protestó y yo le acompaño en la protesta. Aunque los diccionarios digan que "rata" es femenino, bien puede usarse como masculino para calificar a un individuo de miserable. Por lo mismo, podemos decir de un varón laborioso que es "un hormiguita".