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Violento final

Algunos expertos en terrorismo sospechan además que Uganda no era el objetivo primordial, sino el plan B de un atentado mucho mayor impulsado por Al Qaeda en la propia Sudáfrica.

El Mundial de Sudáfrica ha tenido también su lado más sangriento. Mientras nuestro país estaba a punto de alzarse con la victoria, una serie de explosiones coordinadas alcanzaban un abarrotado restaurante y un club de rugby en Kampala (Uganda) donde se transmitía la final del Campeonato. Un saldo de más de 70 muertos, entre ellos varios extranjeros, es el nefasto epílogo de la final que ganó España.

Los atentados recordaron inmediatamente a los ataques cometidos por Al Qaeda contra las embajadas de Estados Unidos en Nairobi y Dar es-Salaam en 1998, y en Mombasa contra un hotel de propiedad israelí en 2002. Esta vez ha sido Uganda en un momento y en unos lugares adecuados para garantizarse la máxima publicidad posible. Hasta el nombre del restaurante Etiopian Village daba la primera clave sobre la posible autoría de los mismos. Etiopía –un país mayoritariamente cristiano y principal aliado de Estados Unidos en el Cuerno de África– mandó a sus efectivos militares a Somalia entre 2006 y 2009 para derrocar a la Unión de Tribunales Islámicos y tratar de dar cierta estabilidad al país. En cuanto a Uganda es, junto a Burundi, el único país africano que mantienen tropas en Somalia en una misión de la Unión Africana con el propósito de proteger el frágil Gobierno interino de Mogadiscio.

El grupo islamista somalí Al Shabaab, ligado a Al Qaeda, se ha adjudicado los atentados tras haber instado a principios de mes a los jóvenes islámicos a lanzar ataques contra las embajadas de Uganda y Burundi de todo el mundo. Aunque en otras ocasiones habían atacada a las tropas ugandeses en territorio somalí es la primera vez que atentan fuera de su territorio en un peligroso precedente. El motivo: ser infieles y apoyar al gobierno somalí con la presencia de tropas.

El momento escogido para los atentados tampoco ha sido casualidad. Al Shabaab y otras milicias radicales prohibieron en Somalia ver los partidos de fútbol por la televisión a población de las zonas bajo su control, por considerar que iba contra el Islam y encarnar valores que desprecian. Qué mejor momento que esperara la final del Mundial, seguida por miles de millones en todo el mundo. Algunos expertos en terrorismo sospechan además que Uganda no era el objetivo primordial, sino el plan B de un atentado mucho mayor impulsado por Al Qaeda en la propia Sudáfrica y que por motivos de seguridad no se ha podido llevar a cabo.

Uganda, Burundi y Kenia, todas ellas involucradas de alguna manera en Somalia, están en alerta por posibles atentados. También lo tendrán que estar los efectivos militares que participan en la Misión de la UE de Adiestramiento de las Fuerzas de Seguridad Somalíes en Uganda (EUTM-Somalia). Una misión que trata de complementar los esfuerzos europeos por erradicar la piratería en el Índico y de la forman parte 38 militares españoles desde que el Congreso autorizó en abril su despliegue. España además actúa en calidad de Nación Marco. Alguien debería preguntar al Ministerio de Defensa si los efectivos españoles están también en el punto de mira.

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