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Antonio José Chinchetru

Cuentos chinos sobre internet

China no sólo tiene la mayor población usuaria de la red del mundo, también es el país con más internautas encarcelados.

Cada cierto tiempo, y con una frecuencia relativamente alta, las agencias de noticias y los medios de comunicación informan de la cantidad de internautas que hay en China y nos recuerdan que es el país del mundo donde más personas se conectan a la red. Los responsables de las secciones de comunicación, tecnología o internet en numerosas redacciones deben de sorprenderse ante las cifras (la última habla de 420 millones de usuarios de internet, si bien nunca se explica que es en un país con más de 1.300 millones de habitantes) y se ve que optan por dar la noticia sin atisbo alguno de sentido crítico.

La fuente de estas informaciones siempre es el gobierno chino, a través de un ministerio o de algún otro organismo, con lo que la veracidad de la cifra ha de ser puesta en duda. Es de sobra conocido que las dictaduras suelen modificar todo tipo de datos bien para esconder sus miserias, bien para mostrar unos supuestos logros que o no existen o son menores de lo que se pretende hacer creer. Además, en todo lo relativo a internet en China, lo importante no es el número de internautas. Lo destacado es precisamente aquello de lo que no habla el régimen de Pequín: la ausencia de libertad.

China no sólo tiene la mayor población usuaria de la red del mundo, también es el país con más internautas encarcelados. Desde hace años, la cifra de ciberdisidentes en las prisiones del gigante asiático se mantiene en torno al medio centenar. El "delito" de esas personas no es otro que osar criticar al Gobierno o al dirigente Partido Comunista. Pero la realidad de la internet china no se queda en esa cuestión, por mucho que sea la más grave desde el punto de vista de los derechos humanos.

Mientras en el sitio web de la embajada del régimen de Pequín en Madrid se muestran banners a sitios propagandísticos sobre el Tibet o Xinjiang, todos los contenidos no controlados por el PCCh sobre estas zonas están vetados a los internautas chinos. Los resultados de las búsquedas sobre esas zonas, al igual que ocurre con los relativos a Taiwán o la matanza de la Plaza de Tiananmen en 1989, están filtrados y los sitios web con información sobre estos asuntos son sometidos a bloqueo. Esta última medida se aplica, además, a una gran cantidad de medios online y otros sites extranjeros.

En una nueva ofensiva contra la libertad online, el gobierno chino está dispuesto a terminar con el anonimato en la red y está próximo el día en el que sea obligatorio identificarse con el nombre real para poder conectarse a la red. Twitter está prohibido desde hace más de un año, y las redes sociales de microblogs autóctonas sufren últimamente un mayor acoso y control por parte de las autoridades.

Esa es la dura realidad de internet en China. Las cifras oficiales de usuarios de la red no son más que una pantalla para trata de ocultar la triste verdad. Meros cuentos chinos del régimen comunista de Pequín.

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