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Emilio J. González

El espejismo de ZP

Las últimas noticias sobre la reforma laboral no son nada buenas porque el nuevo paso atrás va a dificultar la creación de empleo, con todo lo que ello implica para las empresas, la morosidad bancaria, el crecimiento económico y la reducción del déficit.

Ha sido todo uno: relajarse un poco la presión de los mercados y acabarse las intenciones reformistas del Gobierno. Ahora que la prima de riesgo de la economía española se ha reducido, Zapatero ha vuelto a las andadas y la tan cacareada reforma laboral se va descafeinando poco a poco, sobre todo en los puntos más polémicos para el Ejecutivo pero también más necesarios para crear empleo. Y es que el presidente del Gobierno se ha instalado en un ejercicio de funambulismo permanente con el que pretende calmar a unos o contentar a otros, dependiendo de las urgencias del momento.

El Gobierno abrió el debate de la reforma laboral el pasado mes de febrero, cuando los mercados le dieron el primer susto. Para tranquilizarlos, envío a Salgado y a Campa de gira por las principales plazas financieras europeas con un mensaje que hablaba, entre otras cosas, de proceder a modificar el rígido sistema de relaciones laborales español. Para los inversores este es un punto importante porque sin empleo no hay consumo ni tampoco ingresos tributarios con los ir cerrando progresivamente el abultado déficit público. Pero en cuanto las cosas se calmaron, Zapatero aparcó el asunto y desde entonces ha venido utilizando la reforma laboral como elemento para apaciguar a unos y otros. Que la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional piden reformas a cambio de su ayuda a España si la precisa, ZP pone encima de la mesa la reforma laboral; que los mercados vuelven a desconfiar de España y aumentan la prima de riesgo, el presidente del Gobierno airea otra vez la reforma. Y luego, cuando las aguas vuelven a su cauce, la reforma se mete en el cajón o, como ocurre ahora que el Ejecutivo ya ha presentado un proyecto para la misma, se va descafeinando poco a poco con el fin de que el abaratamiento del despido, una de las cuestiones más importantes para crear empleo, no se haga realidad. Así, el Gabinete no concreta las causas económicas por las cuales las empresas se pueden acoger al despido de 20 días y ahora, encima, los socialistas pretenden poner aún más palos en la rueda con más y más exigencias a esos argumentos genéricos de empresas en pérdidas o con caídas de los beneficios.

¿Por qué actúa de esta forma Zapatero? La respuesta es muy sencilla. ZP, que suele creerse sus propias fantasías, ahora está convencido de eso que dijo el otro día de que las cosas en la economía española están mejor de lo que parecen y se verá pronto. Y como en su visión de la situación la crisis se está arreglando, entonces considera que no es necesario llevar a cabo una reforma de calado del mercado de trabajo que rechaza ideológicamente, por eso del abaratamiento del despido, y le enfrenta con los sindicatos y la izquierda más recalcitrante. Un enfrentamiento al que quiere poner fin a toda costa porque teme tanto la huelga general que UGT y CCOO preparan para el 29 de septiembre como la sangría de votos que están experimentando los socialistas. Pero, como digo, esta es la visión de las cosas de ZP, un mero espejismo ajeno por completo a la realidad.

De hecho, si las cosas estuvieran camino de resolverse, como dice ZP, la prima de riesgo, esto es, el diferencial de tipos con el bono alemán, seguiría reduciéndose. Sin embargo, éste ha detenido su bajada en los 1,5 puntos, desde los 2,2 puntos que llegó a alcanzar este verano, lo cual denota que sigue habiendo problemas con la economía española y los mercados así lo entienden. Ya conocen de sobra a Zapatero y saben que, a la más mínima, se olvida de sus promesas y sus compromisos y vuelve a las andadas, lo que es el caso en relación con la reforma laboral. Por ello siguen castigando a la economía española manteniendo la prima de riesgo; algo más baja que antes de la publicación de los test de estrés, eso sí, pero prima de riesgo alta a fin de cuentas. Lo cual debería constituir un serio aviso para el Gobierno en el sentido de que los mercados siguen vigilando de cerca a la economía española y están dispuestos a volver a castigarnos al menor síntoma de que los avances en el ajuste se han detenido, o incluso revertido. En este sentido, las últimas noticias sobre la reforma laboral no son nada buenas porque el nuevo paso atrás en las intenciones del Gobierno va a dificultar la creación de empleo, con todo lo que ello implica para las empresas, la morosidad bancaria, el crecimiento económico y la reducción del déficit. Cuidado con estas cosas porque los mercados, en cualquier momento, pueden darnos un nuevo susto, si no un serio disgusto.

En Libre Mercado

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