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Humberto Vadillo

Pepiño Peso Pesado

Celebremos la aparente valentía de José Blanco, pero recordemos que es el mismo Pepiño Blanco que el día 29 se septiembre se irá del bracete con Don Toxo y Méndezzone.

Resulta sospechosa la intensidad con la que se conduce José Blanco contra la huelga de controladores aéreos. Una intensidad que contrasta poderosamente con el dulce cruce de miradas que resume la relación del Gobierno Zapatero con los sindicatos. Blanco, sólo o en compañía de su abismal ambición, ha encontrado en la Unión Sindical de Controladores Aéreos el sparring que necesita para comenzar su carrera hacia el título de los Pesos Pesados. Chaves ya ha marcado el terreno al decir que los controladores no defienden derechos sino privilegios y lo primero que hizo Blanco al saltar al cuadrilátero fue hacer públicos los latisueldos de los controladores. Pepiñus Clay pretende volar como una mariposa pero pica como un abejorro.

Como admirablemente ha denunciado Francisco Capella en estas mismas páginas, la USCA ha conseguido para los controladores abultados salarios "mediante la elevación de la demanda de controladores y la restricción de su oferta, fenómenos que no han sido ajenos a la presión sindical y a su capacidad de hacer daño al dejar de prestar un servicio esencial difícilmente sustituible". La USCA lleva meses desarrollando una huelga encubierta, de la que he sido víctima, por cierto, en al menos dos ocasiones. La USCA plantea ahora una huelga-espada de Damocles para este mismo mes sin importarle lo más mínimo los perjuicios, enormes, que causará a millones de pasajeros, a la imagen exterior de España y a nuestro principal sector económico. Unos daños que el mero anuncio de la huelga ya ha comenzado a producir.

Es decir, la USCA se está comportando como se comportan normalmente los sindicatos.

¿Por qué entonces el Gobierno Zapatero ha decidido plantar cara a la USCA cuando no lo hizo con aquellos sindicalistas del Metro que paralizaron la capital al grito de "Si tenemos que entrar a matar, entraremos a matar"? ¿Por qué Cándido Méndez tiene sillón favorito en la Moncloa? ¿Por qué la huelga general anunciada para septiembre tiene ese aire de sainete? Sainete por lo jocoso, sainete por lo liviano, sainete por lo chusco de los protagonistas, pero sobre todo porque, como el sainete, la función de esta huelga es servir de intermedio y alivio breve de una obra principal cuyo argumento es el absoluto control que los sindicatos CCOO y UGT ejercen sobre el mercado laboral español. Para que las carcajadas sean mayores, Zapatero acaba de premiar a los sindicatos con 29 millones de nuestros euros. ¿Cómo están Usteeeedes? ¡Bieeeeen!

Los sindicatos españoles se comportan como monopolistas del factor trabajo. Para tener éxito, el monopolista ha de ser capaz de restringir la cantidad de producto que llega al mercado. Los sindicatos lo han conseguido con la anuencia de sucesivos gobiernos, planteando un mercado de trabajo que semeja un castillo: en el interior del castillo se encuentran los trabajadores "fijos", de grandes empresas, con antigüedad, sindicados o al menos susceptibles de sindicación. En el exterior una enorme masa de desempleados, jóvenes sin experiencia, trabajadores con contrato temporal, trabajadores del sector servicios o de pequeñas empresas. Las armas con las que los sindicatos defienden su castillo son el salario mínimo, las indemnizaciones de 45 días por año trabajado, lo insólito de que los tribunales declaren un despido como procedente, la inexistencia de una Ley de Huelga... Todo ello ha conseguido crear una casta de trabajadores prácticamente intocables y una aristocracia sindicalista liberada por fin de la maldición bíblica de tener que trabajar. Han conseguido al mismo tiempo que España tenga una tasa de paro constantemente superior a la de los demás países de Europa y que llega ahora al 20%. Cinco millones de parados que a los sindicalistas dejan totalmente indiferentes. Han conseguido que España destaque por su baja productividad. Han condenado a miles de jóvenes a la temporalidad y al subempleo (la otra cara de la rigidez laboral), dañando gravemente las perspectivas vitales de toda una generación.

Así que critiquemos, sin duda, a la USCA pero recordemos que no hace nada que no hagan mejor UGT y Comisiones. Celebremos la aparente valentía de José Blanco, pero recordemos que es el mismo Pepiño Blanco que el día 29 se septiembre se irá del bracete con Don Toxo y Méndezzone, y con Zapatero si se tercia, a manifestarse en favor del Gobierno contra la pertinaz sequía.

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