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Guillermo Domínguez

Barça, Madrid y dieciocho más

Mucho va a tener que trabajar el exitoso Mourinho para enderezar el rumbo del Real Madrid y eximirlo de las cuitas que le vienen atenazando durante los últimos meses.

¡Qué mono teníamos de fútbol! De fútbol del bueno, obviamente. Después de ese excelso momento vivido el 11 de julio, cuando España alzó la Copa del Mundo al cielo de Johannesburgo –creer para ver–, queríamos volver a disfrutar del espectáculo de la competición, el "hábitat natural" de Mourinho. Las pachangas estivales, por mucho que se llamen "Bayern-Real Madrid" o "Barcelona-Milan", se nos antojan inanes, aunque los equipos sostengan que les sirven para salir de boxes y comenzar a rodar antes de afrontar ese largo y tortuoso trazado de 38 vueltas llamado "Liga". ¡Queremos ver a los buenos en su estado óptimo, peleando por cada balón como si les fuera la vida en ello, y queremos verlos ya!

Fiel a su cita con el último fin de semana de agosto, con los últimos retazos de las vacaciones aún presentes, el campeonato se ha puesto en escena. Y lo ha hecho con pocas sorpresas, exceptuando el empate sin goles del nuevo Real Madrid ante un Mallorca que, a diferencia del año pasado, parece destinado a sufrir para salvar la categoría. Mucho va a tener que trabajar el exitoso técnico portugués para enderezar el rumbo del equipo y eximirlo de las cuitas que le vienen atenazando durante los últimos meses. Una vez más la Liga de Campeones vuelve a ser el principal objetivo, aunque ya veremos si el plato fuerte no se les vuelve a atragantar en los octavos de final, como ha ocurrido en los seis últimos años. Se dice pronto...

Lo cierto es que Mou, llamado a ser el salvador de la apatía en la casa blanca –sus números en el Oporto, Chelsea e Inter de Milán así le avalan–, cuenta para la ocasión con un equipo que parece estar hecho a su medida. Canales, Pedro León, Di María, Carvalho, Khedira y Özil prometen traer aires frescos: las incorporaciones españolas han dejado buen sabor de boca en pretemporada, el defensa portugués –nadie lo pone en duda– es todo un seguro atrás y las jóvenes promesas alemanas tienen muy buena pinta, como ya demostraron en el Mundial, mientras que del argentino se espera mucho más de lo que ha dado hasta el momento.

Las seis caras nuevas se irán acoplando paulatinamente a una plantilla que, mucho me temo, seguirá dependiendo de las genialidades de Cristiano Ronaldo, de las paradas milagrosas de San Iker, de los pases medidos de Xabi Alonso y de la brega de ese portento físico llamado Sergio Ramos. Lo que ya ha conseguido The Special One es dar salida a dos jugadores, dos granos molestos con los que no contaba, como son los holandeses Van der Vaart y Drenthe. No así el maliense Mahamadou Diarra, dizque no han llegado ofertas jugosas por él.

Y tiempo tendrá el Madrid de mejorar su juego e ir pareciéndose al de un Barcelona señalado como principal favorito para revalidar el título liguero. Pep Guardiola ya no tiene a sus órdenes a ese pedazo de futbolista llamado Touré Yaya, traspasado al Manchester City, pero el Barça se ha reforzado con el Jefecito Mascherano, otro grandísimo jugador. Por no hablar de David Villa o Adriano Correia. Si el Guaje se hinchaba a meter goles en el Valencia, seguro que en el conjunto azulgrana cuanto menos igualará los registros conseguidos en campañas anteriores (30 dianas en la temporada 2008/09 y 28 en la 2009/10 y en la 2005/06). No sé cómo lo verán ustedes, pero yo veo al Barça ganando dos títulos este curso. Plantilla y juego, como se corroboró el domingo en el paseo militar en Santander, tiene para tal empresa.

Por lo demás, parece que el Atlético de Madrid sí aspira en esta ocasión a ser el tercero en discordia y poner en apuros a los dos grandes de nuestro fútbol. Quique Sánchez Flores cuenta ahora con jugadores como Godín, Fran Mérida, Tiago o Filipe Luis y, de paso, ha podido retener a Diego Forlán, elegido injustamente como mejor jugador del Mundial de Sudáfrica, y al Kun Agüero. Lo cierto es que la goleada conseguida en la primera jornada frente al nuevo Sporting de Nacho Novo, un equipo que, en palabras del técnico Manolo Preciado, aspira a vivir un "año guapo", da pábulo a la fe rojiblanca, ya de por sí inquebrantable.

Inmediatamente por detrás del Atlético, figuran Valencia y Sevilla, antaño llamados a ser la sombra de madridistas y azulgranas y que este año van a tener que apretar un poco más los dientes. Ante la marcha de Villa y el ahora citizen Silva, son Mata, Joaquín y Banega los llamados a erigirse en estandartes de un equipo que se ha reforzado con Aritz Aduriz y Roberto Soldado, dos nombres que son sinónimo de gol. En cuanto al conjunto sevillista, sin duda el mejor fichaje es la continuidad de un Luis Fabiano que, un año más, ha estado coqueteando con salir del Sánchez Pizjuán. Guarente, Cigarini y Dabo son unos desconocidos, pero ya se sabe que en este Sevilla de Monchi y Víctor Orta –aprovecho estas líneas para darte nuevamente las gracias por tus brillantes análisis durante el Mundial–, "hasta el más tonto hace relojes". Seguro que los nervionenses, un año más con el citado Luisfa, Kanouté y Navas como banderas, sabrán reponerse al varapalo que ha supuesto la eliminación de la Champions. No olvido tampoco al Villarreal de Juan Carlos Garrido, que puede hacer cosas grandes en el campeonato con una plantilla de garantías a la que se han incorporado Marchena y Borja Valero.

Del resto, me gusta especialmente la pinta que tiene la Real Sociedad de Martín Lasarte, que se ha reforzado con Tamudo y Joseba Llorente. Esperaba algo más de un Racing al que veo caminando entre espinas este curso, y también del Málaga, que ha hecho unos cuantos apaños (N'Diaye, Quincy, Eliseu, Sandro Silva...) tras el desembarco del jeque Al Thani, el hombre del flamante cochazo que prefirió la Costa del Sol a comprar el Liverpool.

En definitiva, llegan varias caras nuevas en esta Liga de las estrellas que también ha sufrido en sus carnes la espantada de dos madridistas, Raúl y Guti, amén de otros "clásicos" como Silva, Jurado, Yeste, Mista o Pavón, entre otros. Puede que la Premier siga siendo mejor campeonato, sí, pero la "futbolitis" –tomo prestado el término del gran Pedro Pablo Parrado– mundial frunce el ceño cuando dirige su mirada hacia España. Porque aquí –envidia cochina– juegan los campeones del mundo.


P.D.: Mi pronóstico para esta Liga es: Barça, campeón, por delante de Real Madrid y Atlético. Valencia y Sevilla en Liga Europa, mientras que Racing, Levante y Hércules descienden. Los otros doce equipos, luchando para no sufrir demasiados sobresaltos y mantener la categoría.

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