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Cristina Losada

Patriotismo ya no queda

El interés general de Rajoy prescribe que encallen los Presupuestos para forzar una convocatoria electoral. Pero, ¿qué hará para impedir que se entiendan Zapatero y los jeltzales? Podrá criticar las cesiones, pero ¿las retirará si llega al Gobierno?

Antonio Basagoiti tuvo una idea que merecía reflexión. A fin de evitar que el presidente pague religiosamente el peaje nacionalista en la aduana de los Presupuestos, se le ocurrió que seis diputados del PP –el mismo número del que dispone el PNV– podían abstenerse en la votación de las cuentas y permitir, con ese mutis, su aprobación. La propuesta sólo fue tomada en serio por los discípulos del orate Arana y únicamente, como es su estilo, para amenazar a los de Génova: ni lo penséis o ya os podéis despedir de disfrutar de nuestra benevolencia, ésa que tanta falta os va a hacer. Así ha venido funcionando la relación del nacionalismo y los dos grandes partidos, y así proseguirá si nadie lo remedia. Y voluntarios no se ven.

Me dirán que Basagoiti miraba por lo suyo, que es conservar un pacto que le confiere un papel clave en la gobernación del País Vasco. Pero, ¿quién no mira en éste, y en cualquier negocio, por su interés? La cuestión será dilucidar cuál de las particulares conveniencias en disputa pasa el filtro del interés común. Desde el trago del ajuste, Zapatero ha introducido el concepto en su retórica y, naturalmente, siempre coincide lo que necesita estepaís con lo que necesita él. El interés general del presidente dicta que han de salir los Presupuestos; ergo, la salvación de España está en manos del PNV, que ascendido a socio imprescindible, prepara una factura de quitar el hipo. A López también. Sea cual sea el desenlace, se refuerza la percepción que nutre de clientela a los nacionalistas: son los mejores conseguidores, los más duchos  cazarecompensas; y cuantos más hostiles a la Nación, mayores son la pieza y el botín que traen de vuelta a casa.

La idea de los seis ausentes no habrá despertado a Rajoy de sus dulces sueños. Su interés general prescribe que encallen los Presupuestos para forzar una convocatoria electoral. Pero, ¿qué hará para impedir que se entiendan Zapatero y los jeltzales? ¿Subir la oferta? Podrá, cierto, criticar las cesiones, pero ¿las retirará si llega al Gobierno? Aquí, sin excepción, ha mandado santa Rita y lo que unos dan, los otros no lo quitan. Entretanto, cuélguese el cartel habitual, pero con letras más grandes: "Patriotismo ya no queda". Es una antigualla, la pobre, huérfana de demanda.

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