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José Antonio Martínez-Abarca

El comisario redundante

Ahora Rubalcaba, dejándose de tonterías, quiere poner directamente a un tío creativo para que todos los casos de corrupción del PP que existen poco o directamente no existen empiecen a existir o al menos a parecerlo.

Se ha publicado que el ministro de Interior Rubalcaba va a crear un "comisariado especial" para que todo lo relativo a corrupción política pase por él, de modo que bajo su experta mano la corrupción del PP sea preparada en cómodos fascículos para consumo rápido del electorado. Pero ese comisariado especial es redundante, porque ya está creado desde hace tiempo, desde la época del ministro Alonso. Sólo que ahora no se esconde ni se sofalda bajo otras denominaciones más respetuosas con el legalismo como "unidad para la detección y prevención policial de la corrupción" o "unidad especializada de la Guardia Civil para delitos contra la Hacienda y las buenas prácticas políticas", que es lo que hasta este momento se ha venido haciendo. No, ahora Rubalcaba, dejándose de tonterías, quiere poner directamente a un tío creativo para que todos los casos de corrupción del PP que existen poco o directamente no existen empiecen a existir o al menos a parecerlo, antes de las elecciones. Pero esto también lo teníamos ya.

En el peor de los casos, lo que se va a hacer es meter a otro amiguete de Rubalcaba a hacer las mismas funciones que el Ministerio de Interior, hocicando en el de Justicia y chapoteando en la Prensa Amiga, ya viene perpetrando sin que el PP como partido, por su nula infiltración en las alcantarillas de Interior, por su vagancia o por lo que sea, haya sido capaz de aportar sorprendentemente ni una sola prueba de que, en efecto, estamos desde hace tiempo engolfados en un Estado Policial.

¿O es que alguien se había creído que los casos de corrupción política, es decir, todo lo que tenga que ver con el PP más algún socialista para que el postre no resulte demasiado dulce, eran hasta ahora cosa de jueces imparciales amantes de la alternancia democrática que, advirtiendo indicios de delito, actuaban mandando a la policía judicial? Por lo visto, la secretaria general del PP María Dolores de Cospedal sí se lo ha venido creyendo, y eso que era ella la que denunció la existencia de un Estado policíaco sin, asombrosamente, poderlo demostrar (y eso que, por no ir más lejos, el PP tiene en provincias a alcaldes que se han tirado un mes en la mazmorra sin que se haya sabido nunca por qué).

No, mujer, no. Al menos desde la creación de la inquietante Unidad Central Operativa del ex coronel Hernando dirigida a espiar casos de corrupción del PP por el procedimiento de acampar a sus efectivos "especializados" en comunidades gobernadas por la derecha, ya la justicia dejó de pertenecer al departamento de Justicia para ser competencia, absolutamente, de Interior. Caamaño no decide nada en casos de corrupción política de la Oposición ni el llamado Gobierno de los Jueces ni nadie, porque todo el poder pertenece a Rubalcaba. Así ha venido siendo y así va a seguir siendo, sólo que ahora, con la posible creación del comisariado especial, ya sin esconderse, obscenamente, con balcones a la calle. ¿Que la acción procesal va a descender desde el teléfono caliente de Rubalcaba hasta la Fiscalía del Estado, y de ahí hasta sus vigilantes y obedientes pseudópodos sitos en los Tribunales Superiores de Justicia de las diversas comunidades autónomas, sin que nada de esto pase por los jueces, excepto los de estricta obediencia? Ah, ¿y qué otra cosa, señora de Cospedal, está ya ocurriendo, ahora, en este minuto? No hace falta esperar a la precampaña electoral a ver qué pasa. Ya ha pasado y está pasando.

El comisariado que quiere crear Rubalcaba para varear la corrupción pepera en los telediarios sólo añade a lo que ya tenemos que el tal José Antonio González, el amigo que ponen como próximo comisario, va a ser una boca más a alimentar por nuestros impuestos.

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