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¿El principio del fin?

La muerte Jojoy probablemente traiga un incremento y una radicalización de las acciones militares, aunque los más optimistas creen que algunos buscarán el camino de una negociación.

Las FARC aún no están derrotadas. Éste es el mensaje que quiere transmitir el gobierno colombiano para no dejarse arrastrar por el triunfalismo tras la muerte del "Mono Jojoy", el líder militar de las FARC. Con una boina al estilo del Che Guevara, era uno de los jefes más sanguinarios y temidos, además de muy hábil en el negocio del narcotráfico. Pese a los intentos de las fuerzas de seguridad colombianas por atraparle, había conseguido siempre escabullirse. Precisamente dicen que su apodo viene por un gusano que habita en la selva y que tiene una gran habilidad para escapar, aunque esta vez no le ha servido de nada. De pequeño hacía de correo para las FARC hasta que ingresó en sus filas como guerrillero raso hace más de 30 años. Jojoy era considerado un hombre violento al que se le atribuyen más de de un centenar de acciones terroristas que van desde secuestros a ejecuciones, pasando por sabotajes a infraestructuras del país. Con su muerte se ha acabado con un histórico y con uno de los símbolos del terror y de la ideología extrema. Y murió como temía, en un bombardeo de las Fuerzas Armadas colombianas.

La acción militar contra el jefe militar de las FARC, denominada Operación Sodoma por los lujos excéntricos del Mono Jojoy, comenzó hace dos años, cuando Santos era ministro de la Defensa de Álvaro Uribe. Era un momento de debilitamiento de las FARC, acentuado por las bajas de Raúl Reyes e Iván Ríos, con la Operación Jaque y con gran número de deserciones en sus filas. Estaban muy tocadas pero no acabadas. Se relevó el mando de las FARC e iniciaron su reestructuración con el denominado nuevo "plan renacer". La guerrilla incrementó sus acciones contra el gobierno recurriendo a atentados y emboscadas contra las fuerzas policiales y militares. Pero su fuerza no era la misma que en 2002, cuando llegó Uribe, y lanzaron a su sucesor el anzuelo de un diálogo mientras continuaban con las acciones violentas. Todo para demostrar que seguían vivas. Pero Santos lo tenía claro y al asumir el cargo de presidente adoptó el relanzamiento de la "Política de Consolidación de la Seguridad Democrática" como una de las prioridades del Gobierno.

Ahora surgen las preguntas sobre el futuro de las FARC y la posibilidad de conseguir la anhelada paz en Colombia. La muerte Jojoy probablemente traiga un incremento y una radicalización de las acciones militares, aunque los más optimistas creen que algunos buscarán el camino de una negociación. Lo que es seguro es que el impacto de Operación Sodoma va a ser mucho mayor que el que se produjo la muerte de Raúl Reyes: en el búnker donde se encontraba Jojoy se han encontrado ordenadores, memorias y discos duroscon lo que parece ser una valiosísima información, mucha más que la incautada en la operación contra Reyes.

El camino para Colombia no va a ser fácil y aunque Santos lo tenga claro, tendrá que lidiar con muchos obstáculos. Acaba de saber que una jueza ha ordenado excarcelar a 26 de 34 personas detenidas bajo cargos de suministrar armas a las FARC. Dice la jueza que por considerar que los registros se efectuaron simultáneamente en once ciudades colombianas fuera del horario contemplado en la ley penal. Al presidente colombiano no le ha sentado nada bien, y ha pedido a las Cortes de Justicia la necesidad de trabajar armónicamente para que cosas como ésta que confunden a población y desbaratan el trabajo de las fuerzas de seguridad. Aún les queda un largo camino. Mientras, las FARC ya han designado el sucesor de Jojoy.

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