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José Antonio Martínez-Abarca

Víspera de nuestra riqueza

Para un individuo como él, "recuperar la actividad" de un país quiere decir que en la administración pública lo que antes hacían dos a partir de este último verano lo hagan tres, que siempre habrá lugar para cuatro.

Zapatero me recuerda a aquel director de periódico que, cuando uno empezaba y quería cobrar tímidamente las colaboraciones en la edición nacional del diario, me decía, tranquilizador, impresionante: "Tú no te preocupes, que en cuanto se arregle la situación del periodismo te pagamos...". La situación del periodismo se suponía que se iba a arreglar de forma inminente, una inminencia que he seguido calentando en lo más profundo de mi corazón, todo este tiempo. Han pasado cerca de veinte años, y sigo esperando sentado a que la situación del periodismo mundial se arregle ahora precisamente que dicen que va a dejar de haber periodismo, para cobrar aquel pufo aunque sea en moneda de la época. Esta cosa de la situación del periodismo parece que, francamente, no se termina de arreglar del todo sino más bien lo contrario, pero estoy seguro que aquel director de periódico, como Zapatero con la salida de la crisis, me seguiría diciendo lo
mismo veinte años después sobre la prontitud de mi cobro y, lo peor, es muy posible que yo le siguiera creyendo.

Zapatero, como aquel mi director del diario con la crisis del periodismo, ha observado un, otro, "cambio de tendencia" en la situación económica española y se ha lanzado a prometer la resolución satisfactoria de todo lo que nos adeuda, para mañana por la mañana a primera hora. No hay que preocuparse, porque ahora en cuanto se arregle la situación de la crisis, cosa que ya sucedió hace año y medio según las predicciones de Zapatero, el Gobierno va a verter hidromiel sobre la ciudadanía desde sus cornucopias de la abundancia y todo volverá a ser como (si hacemos caso de la propaganda gubernamental) en realidad nunca ha dejado de ser.

El presidente del Gobierno lleva vislumbrando la salida a la crisis desde antes que ésta se produjera, no digamos ya mientras se produce. En realidad nunca se la ha creído en serio, la crisis, así que siempre se está acabando porque para él como si no hubiese empezado. Para un individuo como él, "recuperar la actividad" de un país, que es lo que según él se ha producido ya, quiere decir que en la administración pública lo que antes hacían dos a partir de este último verano lo hagan tres, que siempre habrá lugar para cuatro. Así hasta llegar a las delicias socialistas del "modelo japonés", donde en los hoteles propiedad del Estado tienen a una docena de "saludadores" con la única misión diaria de ponerse en fila a dar cabezazos. No se va a parar Zapatero, al hablar otra vez de salida a una crisis de la que él no tenía noticia, por pequeños detalles sin importancia como el de que la realidad no suele obedecer órdenes electoralistas. Pero, como buen progresista, si los hechos se contraponen a los deseos o los prejuicios, peor para los hechos.

Ahora en cuanto se arregle la situación de España, se van a enterar los hechos.

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