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José T. Raga

El cambio de tendencia

¿En quién estaba pensando la canciller Merkel y el presidente del Deutsche Bundesbank, Sr. Weber? Alguna pista dieron al hablar de los países periféricos de la Unión Europea y, que yo sepa, España no está, o al menos no estaba, en Europa central.

Ya pueden ustedes tomar nota del título de hoy, porque es otra de esas frases para la historia de nuestro presidente –de ustedes y mío, para bien o para mal; más bien para lo segundo–. Cuidado que hay cierta unanimidad entre los economistas en denominar por su nombre a las distintas fases o etapas de un ciclo económico; así, se habla de expansión, de crisis, de recesión y de relanzamiento o despegue, cada una con sus propias características, no siendo posible la confusión de una de ellas con cualquiera de las otras.

Pues bien, siendo esto así, y viviendo en una crisis palpable desde mediados el año 2007, es decir, más de tres años, el señor presidente ha comparecido ni sé cuántas veces ante la opinión pública –vamos, ante el sufrido pueblo español– y nunca ha utilizado los términos correctos para calificar la situación de la economía española. Naturalmente, la cosa no es producto del azar, sino resultado de la premeditada intención de que no se le entienda, o bien con la más perversa de engañar al respetable.

La última, hace un par de días, es la de que se percibe un cambio de tendencia en nuestra economía; y después de eso, se ha quedado tan tranquilo. Pero el pobre es tan desafortunado que a las pocas horas de anunciar el cambio de tendencia nos comunican que el paro registrado del mes de octubre ha aumentado en 68.213 personas sobre la cifra del mes anterior. Con lo cual, ya tienen ustedes a los asalariados del presidente –toda la pléyade de cargos, cargazos y carguitos– haciendo virtuosismos lingüísticos para explicar lo inexplicable y para reafirmar que aunque aumenta el paro, la cosa no va tan mal, porque aumenta menos de lo que podría aumentar. Yo me atrevo a decirle al nuevo ministro de Trabajo, que es uno de los que ha dado este tipo de explicación, que al mes siguiente del día en que toda la población esté en paro tendrá la satisfacción, personal y política de anunciar que el paro por primera vez no ha crecido y que por lo tanto ha llegado la hora de la expansión o recuperación.

Pero volviendo al cambio de tendencia que aseguraba nuestro presidente, yo, que siempre busco lo mejor de cada cual, y que trato de encontrar justificación a lo que se dice, antes de suponer que me quieren engañar –que en este caso sería lo más probable–, le he estado dando vueltas para situar el dictamen presidencial. Después de ciertos devaneos mentales, he llegado a la conclusión de que puede ser perfectamente coherente el anuncio de nuestro entrañable ZP. Lo que no nos ha dicho, y por eso todo es posible, es desde dónde se produce el cambio y en qué dirección.

Porque hagamos memoria. Retrocediendo unos días, del de la cita que estamos analizando, nos había dicho el propio ZP, que la recuperación había empezado y, por eso la tasa de crecimiento del Producto Interior Bruto para el año 2011 era tan alta que no se la creía nadie. Si eso hubiera sido verdad, o dejemos lo de la verdad a un lado, si ustedes hubieran creído lo dicho por el presidente, sería correcto que ahora anunciase un cambio de tendencia, porque la verdad es que se sigue destruyendo empleo y seguimos esperando que un sideral encuentro de constelaciones haga crecer el PIB, porque está visto que los discursos del presidente no consiguen mejorar la marcha del producto bruto.

¿Qué les parece esta benévola explicación? Porque realmente es un cambio de tendencia que hace unos días estuviéramos bien y que ahora estemos mal; todo esto en lenguaje del presidente. Yo ni añado ni quito, sólo trato de buscar justificación a sus soflamas.

De todos modos, mi explicación sólo tiene un problema para ser más creíble que el dictamen del presidente: el problema es que ustedes no se creyeron cuando el presidente les dijo que ya había comenzado la recuperación, o sea que pensaron que seguíamos mal, y tampoco se creen ahora que se haya cambiado la tendencia, porque seguimos empeorando, lo cual no puede ser más coincidente con la realidad. Y lo que es peor, tampoco ha cambiado otra tendencia que es la que hace que todo vaya manga por hombro: me refiero a la tendencia a permanecer en el poder. Dense cuenta si es importante la cosa que, si esa tendencia a permanecer cambiase por la tendencia a marcharse, muchas de las cosas encontraría rápida solución.

Las amenazas sobre nuestra economía y, más aún, sobre nuestra nación española no cesan y cada día hay un dato nuevo que bien podría conformar el epitafio para la tumba. La de anteayer, la posición alemana de lo que han llamado "quiebras ordenadas en la zona euro", que viene a decir que el país que no pueda hacer frente a la deuda pública en su vencimiento se le declare en quiebra y que los bancos, tenedores de los títulos vencidos, asuman la pérdida de la insolvencia del Estado emisor.

¿En quién estaba pensando la canciller Merkel y el presidente del Deutsche Bundesbank, Sr. Weber? Alguna pista dieron al hablar de los países periféricos de la Unión Europea y, que yo sepa, España no está, o al menos no estaba, en Europa central. Habrá que esperar a que se produzca un cambio de tendencia que altere el mapa de Europa para ver si quedamos más en el centro, aunque, presumiendo de izquierda, no sé yo si estamos en buen camino para ello.

Esto que vemos ustedes y yo lo ve también ZP. La cuestión es por qué no hace lo que debe de hacer y se deja de tratar de embaucar al pueblo fiel. Mentir, cuando ya nadie te cree, es una opción ridícula; para eso mejor decir la verdad. La única explicación que veo posible es la de que él se siente en el pedestal, practicando la vieja máxima de que "detrás de mí, el diluvio". Lo malo es que el diluvio nos va a inundar a nosotros. Él, supongo que como su antecesor socialista en el Gobierno de la nación, no se mojará en este país porque, como se ha visto en el otro caso, pueden disponer de otras alternativas mucho más atractivas y liberadoras.

Así lo veo yo. ¡Qué quieren que les diga!

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