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Cuestión de supervivencia

Se trata del "pooling" o de la puesta en común de recursos. Se pretende así obtener un rendimiento económico de estos acuerdos que sólo se han podido alcanzar gracias a un muy alto nivel de mutua confianza.

Francia y el Reino Unido acaban de dar un importante paso en materia de defensa firmando un acuerdo bilateral. Se trata de un tratado amplio de cooperación militar, y un acuerdo de 50 años para la investigación nuclear. Sarkozy y Cameron pretenden así aliviar las consecuencias de los ajustes presupuestarios de ambas administraciones, el más reciente el del Reino Unido, cuyo drástico plan de austeridad conlleva el consiguiente tijeretazo a la salvaguardia de seguridad nacional. De ahí el esfuerzo de ambos mandatarios por mostrar este nuevo paso como una oportunidad que les permitirá ahorrar millones pero tratando de mantener un poderío militar que respalde sus ambiciones como potencias europeas. Para ello han tenido que buscar un camino que ya hace tiempo que se baraja a nivel europeo pero hacia el que apenas nadie, hasta hoy, ha tenido el valor de lanzarse. Se trata del "pooling" o de la puesta en común de recursos. Se pretende así obtener un rendimiento económico de estos acuerdos que sólo se han podido alcanzar gracias a un muy alto nivel de mutua confianza.

Ha sido por una cuestión de supervivencia e incluso de desesperación. Por ello compatibilizarán el uso de los portaaviones; llevarán a cabo un plan para el mantenimiento del A400M y el entrenamiento de sus pilotos; desarrollarán de forma conjunta sistemas marítimos antiminas, sistemas aéreos no tripulados, satélites de comunicaciones, ciberseguridad y otros elementos de investigación tecnológica; prepararán el establecimiento de una fuerza de reacción rápida no permanente que se desplegará por una decisión política conjunta y que podría responder a la llamada de la OTAN, de la Unión Europea y de la ONU. En cuanto a la cooperación nuclear entre los únicos dos países europeos que poseen este tipo de arsenal, se establecerá en el Reino Unido un centro para el desarrollo de la tecnología, y otro en Francia para la fase de experimentación.

No han faltado las voces disidentes en ambos países que han alertando sobre la posible pérdida de soberanía nacional, y otros que desde fuera creen ver los primeros pasos para un futuro ejército europeo. Y es que el nuevo tratado trae a la memoria el acuerdo firmado en 1998 en Saint Maló entre Blair y Chirac, que fue el primer impulso para superar las deficiencias en defensa y dar a Europa la capacidad de actuar por sí misma, así como reforzar el pilar europeo de la OTAN. Una experiencia que después de 12 años cuenta con escasos resultados si se compara con las expectativas creadas. Más bien se puede creer que Francia y el Reino Unido han salido escarmentados de la insolidaridad y la poca voluntad política europea en el ámbito defensivo. Ellos mismos se han encargado de decir que nada tiene ver este paso con un posible ejército europeo.

Tampoco hay ningún otro país europeo con suficiente fuerza o peso en materia de defensa como para plantear alguna pega a estos acuerdos bilaterales, que puede que incluso puedan servir para que algunos miembros pidan o exijan a Europa un mayor avance en los temas de Seguridad y Defensa. Porque no hay que olvidar que Francia y el Reino Unido suman más de la mitad del gasto en defensa en Europa, y el 65% del gasto en investigación y desarrollo.

Aún queda dar más contenido a los detalles de esta cooperación recién esbozada que refleja principalmente el deseo de ambos países de querer seguir jugando un papel importante a nivel mundial. No estaría mal que algunos imitaran el ejemplo.

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