Menú
Jorge Vilches

Zapatero y el síndrome del pato cojo

Estábamos acostumbrados a presidentes preocupados por su labor gubernamental, y por el futuro, al menos por el de su propio partido. Ahora no es así. Zapatero nos ha acostumbrado a otra cosa.

La defensa de la "economía verde" que ha hecho Zapatero en Seúl es una muestra de que el presidente del Gobierno español vive en un permanente síndrome del "pato cojo". Dicho título, el de "pato cojo", ha sido acuñado en Estados Unidos para denominar los actos y las palabras del presidente de la República en los últimos tiempos de su segunda mandato, cuando ya no necesita fijar su política de cara a la reelección. Es el momento en el que los presidentes se dedican a hacer y decir cosas extemporáneas, extrañas o estrambóticas; en definitiva, ese tipo de palabras o actuaciones capaces de sonrojar incluso a los propios seguidores.

Aquí, en España, esto no existía antes de Zapatero. González hizo todo lo posible para no perder las elecciones, y hacia ello encaminó sus tareas, aunque con poca fortuna en sus últimos tiempos. Aznar, a pesar de que decidió no presentarse a un tercer mandato, no alteró el modelo político y económico que tanto éxito reportó entre 1996 y 2000, lo que no impidió que cometiera errores. Es decir; estábamos acostumbrados a presidentes preocupados por su labor gubernamental, y por el futuro, al menos por el de su propio partido. Ahora no es así. Zapatero nos ha acostumbrado a otra cosa.

Ha llegado a Seúl, a la conferencia empresarial paralela al G-20, y ha soltado que la "economía verde" no es sólo una "apuesta medioambiental" sino "también económica". La suelta de tamaña simpleza, porque decir que un modelo económico es también económico es al menos una simpleza, ha continuado con la promesa (no existe política sin promesa) de que la "economía verde" crearía un millón de puestos de trabajo en diez años. La noticia podría ser interesante si no procediera de un Gobierno que ha asistido impávido a la destrucción anual de un millón de empleos en el último trienio.

El paseo del "pato cojo" español no había terminado aún, pues según dejó la conferencia empresarial se dirigió al Parlamento coreano para participar en una reunión del grupo de Impulsores de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU. Este grupo, cuyos resultados son tan palpables como predecibles, le permitió soltar otro alegato huero: "Un pequeño esfuerzo de cada país (...) incrementando la ayuda al desarrollo, supone millones de personas con acceso a la educación, a la salud, niños que podrán sobrevivir, (...), pueblos que podrán tener dignidad y esperanza". Ni se oyó ni una palabra contra los Gobiernos corruptos que tiranizan a esos pueblos y roban sus recursos, que es la primera causa de la pobreza en esos países.

Sin embargo, nada de esto ha llamado la atención. Como mucho algún chascarrillo o comentario irónico. El motivo es que estamos acostumbrados a una presidencia que ha vivido siempre con el síndrome del "pato cojo", aferrado a discursos demagógicos y vacíos, y a acciones extravagantes e inoportunas, detrás de los cuales no hay absolutamente nada. Porque Zapatero volverá de Seúl sólo con la foto hecha y la sonrisa puesta.

En España

    0
    comentarios
    Acceda a los 2 comentarios guardados