Menú
Emilio J. González

¿Cuánto aguantará España?

La responsabilidad de la posible quiebra de España recae fundamentalmente sobre quien lleva más de seis años al frente del Gobierno sin hacer nada para resolver los problemas de la economía.

Irlanda ya negocia con la Comisión Europea un rescate que oscilaría entre los 45.000 y los 90.000 millones de euros. Portugal ya empieza a ponerse la venda antes de que se produzca la herida y habla de que la probabilidad de que necesite una operación de rescate es elevada y de que es posible que se pueda producir un efecto contagio. En nuestro país, por su parte, empiezan a cundir los nervios: el Banco de España insta a que el proceso de reestructuración del sistema financiero se culmine antes de Navidad y su gobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, pide a la oposición que apoye las medidas del Gobierno. ¿Cuánto aguantará España? Puede que no mucho más tiempo.

Las crisis de Irlanda y Portugal afectan a nuestro país en un triple sentido. Los mercados tienden a hacer de todas las economías periféricas de la zona euro, entre ellas España, un solo paquete, ya que sus problemas más o menos tienen la misma naturaleza. Además, la caída de Irlanda y Portugal, sobre todo del segundo, golpearía de lleno a la banca española, que está muy cargada de activos de ambos países. Un primer cálculo indica que la exposición de las entidades financieras españolas a ambas economías estaría en torno a los 90.000 millones de euros y entre ellas se encontraría el Santander y el BBVA, que están entre los 19 bancos a los que, por su elevado tamaño, el G-20 quiere poner bajo la supervisión de un Consejo Internacional, además del control de los supervisores nacionales, con el fin de evitar una nueva crisis financiera global. En este sentido, no es de extrañar que el Banco de España esté lanzando mensajes y peticiones acerca de culminar cuanto antes el proceso de concentración de cajas de ahorros porque si esta operación de saneamiento no avanza con rapidez, podría darse el caso de que coincidiera con una nueva oleada de problemas en el sector derivados de la caída de Irlanda y Portugal y con nuestros dos grandes bancos esta vez como protagonistas. Y al Banco de España posiblemente le falta músculo para lidiar con un problema, el del sector financiero, que puede alcanzar dimensiones más que preocupantes. Por ello, el supervisor quiere que se resuelva cuanto antes la cuestión de las cajas, por lo que pueda venir después.

Además, está un tercer elemento que es la cuestión política. Irlanda y Portugal caen, entre otras razones, porque Gobierno y oposición no han sido capaces de alcanzar, en el primer caso, o mantener, en el segundo, un acuerdo para superar la crisis, y las medidas a tomar se han convertido en armas arrojadizas dentro de la contienda política y electoral. Por ello, el Banco de España ahora pide a la oposición que apoye las decisiones del Ejecutivo con el fin de evitar que los mercados piensen que en nuestro país no hay consenso sobre lo que hay que hacer, que no lo hay; deduzcan, a continuación, que el Gabinete se encuentra en una situación de debilidad política que le incapacita para afrontar la crisis y, por último, actúen en consecuencia provocando la caída de la economía española. En esto, sin embargo, el Banco de España se equivoca porque a quien debe lanzar sus advertencias es al Gobierno.

No se puede afrontar una crisis como la nuestra como lo está haciendo Zapatero, anunciando medidas que luego no pone en marcha, negándose a hacer las reformas que hay que hacer porque van en contra de su ideología y, cuando los mercados le presionan, obligando a que la oposición acepte sin más lo que propone el presidente del Gobierno, sin negociación ni diálogo previo y presentándolo como un ‘trágala’. Así es imposible el entendimiento y lo que no puede hacer el Banco de España es pedir a la oposición que acepte todo esto, renunciando a desempeñar el papel que le toca en el juego político, sólo para evitar la quiebra de España cuando desde Moncloa y desde el Consejo de Ministros se actúa como se actúa. Ese es el verdadero problema en esta crisis, que ZP jamás ha querido tender puentes con la oposición y buscar soluciones conjuntas y respaldadas por todos porque su objetivo es aniquilar al PP con el fin de permanecer eternamente en el poder y seguir desplegando esas políticas de ideología tan rancia y tan propias de un adolescente inmaduro con que viene castigando desde hace años a nuestro país.

La responsabilidad de la posible quiebra de España, por tanto, recae fundamentalmente sobre quien lleva más de seis años al frente del Gobierno sin hacer nada para resolver los problemas de la economía. Es al Ejecutivo al que el Banco de España tiene que pedirle que cambie de actitud... o que se marche a su casa, porque es él quien, para bien o para mal, toma las decisiones en este país. Es él quien ahora puede dar marcha atrás en la tímida reforma laboral que aprobó hace unos meses. Es él quien se muestra incapaz de acometer el más que necesario ajuste presupuestario en todos los niveles de la Administración. Es él quien está impidiendo el ajuste de la vivienda y el saneamiento del sector financiero. Es él quien actúa con soberbia y prepotencia en vez de buscar un respaldo amplio a las duras medidas que hay que tomar. Es él quien, en definitiva, ha puesto a España en una situación como la de Irlanda y Portugal.

En Libre Mercado

    0
    comentarios