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Carmelo Jordá

Erecciones catalanas

Esto es lo que hay, este es el nivel al que hemos llegado o, mejor dicho, al que nos han llevado, con el oasis catalán a la vanguardia de las Españas como hacía tiempo que no lo veíamos.

Uno pensaba que la de Cataluña sería una campaña caliente, pero desde luego no me esperaba esto, sino la pelea política normal en el principado: todos atizándole al PP mientras los populares sonríen como si la cosa no fuese con ellos.

Pero en lugar de los rebuznos habituales, lo que estamos escuchando son gemidos, en lo que no sé si es una escalada en la estupidez o un descenso en la depravación, pero que sea lo que sea no deja de llamarme la atención.

Y es que en lo que llevamos de campaña, tres días, y en las jornadas anteriores de precampaña, hemos visto a Durán i Lleida interesarse por la lencería de una reportera de la Sexta; a Joan Ridao llegando a cierto grado de intimidad con la misma periodista; a Laporta fichar como estrella de su candidatura a una conocida actriz porno que ha sido vista en Youtube anunciando lupanares; a las juventudes socialistas haciendo metisaca con la papeleta para acabar gritando de placer; y a Montserrat Nebrera con una toalla enrollada como toda vestimenta, después de habernos hecho creer que estaba en una escena digna de los mejores momentos de Sharon Stone en Instinto Básico.

Decía Dieter Brandau en uno de sus informativos en esRadio que a este paso el vídeo más serio de la campaña va a ser el Alicia Sánchez – Camacho – Croft, pero en vista del panorama me permito cuestionarme si con ese subirse a una gaviota no estaremos ante una involuntaria insinuación zoofílica, versión moderna y cutrona del mito de Leda.

Bromas aparte, a mí todas estas cosas no me escandalizan porque puedan o no ser soeces o porque sean de un gusto francamente mejorable, sino porque son palmaria y meridianamente estúpidas, y nos dan una idea muy ajustada del nivelazo al que están llegando nuestros políticos: el debate de ideas ha sido sustituido (si es que alguna vez lo hubo) por el de las gracietas; las reflexiones teóricas por los gritos de gozo; y votar, en lugar de una responsabilidad, es un placer tras el que hay que fumarse un pitillo. Ay no, fumar no que también es pecado para la inquisición laica.

Me dirán ustedes que los "culpables" de buena parte de este show son las juventudes de los partidos políticos, órganos más que prescindibles e incluso dañinos, pero amén de que podríamos pensar (y esperar e incluso desear) que las ocurrencias de los niños fuesen examinadas y filtradas por sus mayores, les tengo que recordar que ni Durán, ni Ridao ni la propia Nebrera son ya unos chavales.

Por otra parte, ni mayores ni pequeños han tenido los arrestos o el decoro de admitir la metida de pata, pedir excusas y retirar los vídeos o hacer promesa de no volver a acercase a una reportera de estas simpáticas y guapas que tanto les gustan y a las que tanto responden.

En definitiva, que aunque estas cosas puedan parecer exabruptos de algún descerebrado, la realidad es que esto es lo que hay, este es el nivel al que hemos llegado o, mejor dicho, al que nos han llevado, con el oasis catalán a la vanguardia de las Españas como hacía tiempo que no lo veíamos.

Y a todo esto, al mismo tiempo crucificamos a Sostres por un chiste en una conversación privada. ¿Hipocresía? No, ya estamos en lo siguiente.

En España

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