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Guillermo Dupuy

Esquizofrenia lingüística

Buena muestra de esa esquizofrenia es que Sánchez-Camacho mantenga que su hijo "tiene como lengua materna el catalán" cuando la madre del niño es ella, una hija de emigrantes de Ciudad Real y Andalucía que tiene como lengua materna el castellano.

Si, a la vista de algunos videos electorales, uno podría llevarse la impresión de que los catalanes están hechos unos salidos, a la luz de las encuestas que este lunes publicaban ABC y El Mundo, parecería que nuestros compatriotas padecen una profunda "esquizofrenia" en materia lingüística. Juzguen ustedes: aun pareciéndome elevado el porcentaje, sólo al 19,8 por ciento de los encuestados en el sondeo de El Mundo le parece "bien" o "muy bien" que se multe a los empresarios que no rotulen en catalán sus negocios. Así mismo, sólo el 14,6 por ciento prefiere ver una película doblada en catalán. Otro tanto podríamos decir del porcentaje de encuestados que prefieren recibir la documentación de su ayuntamiento exclusivamente en catalán, que sólo alcanza el 26,2 por ciento.

Sin embargo, a la pregunta "¿qué le parece que el 90 por ciento de las asignaturas en las escuelas se imparta en catalán?", un 65,6 por ciento les parece "bien" o "muy bien". Otro tanto podríamos decir de los encuestados por ABC, aun teniendo en cuenta que la manera de recabar la información es muy distinta: así, el 51,6 por ciento defiende que la totalidad o la mayoría de las asignaturas se impartan en catalán.

Aunque deducir respaldo a coactivas inmersiones lingüisticas a partir de las preferencias de los encuestados pueda ser una contradicción en los términos, y por mucho que ambos sondeos sean algo chapuceros a la hora de recabar información respecto a las escuelas, por cuanto excluyen la opción de dar libertad de elección a los padres, me parece que las dos encuestas reflejan cierta incoherencia ciudadana: en los cines y en los comercios, los catalanes todavía se muestran bastante liberales, mientras que en las escuelas uno podría pensar que están mayoritariamente a favor de que sus preferencias no sean eso, una opción, sino una obligación para todos.

Claro que las "normalizaciones lingüísticas" y las "ingenierías sociales" para mayor gloria de la "construcción nacional" vuelven a muchos un poco tarumbas. Un buen ejemplo de ello nos lo daba recientemente Alicia Sánchez Camacho a raíz de sus declaraciones en el Avui, en las que decía que reñía a su hijo si le hablaba en castellano. Mucho se ha dicho –y con razón– de lo poco creíble que fue su posterior desmentido, en el que la dirigente del PP catalán aseguraba que lo que dijo en realidad era que reñía al niño cuando "mezclaba palabras". Por increíble que resulte ese desmentido si tenemos en cuenta que Avui ni ha corregido ni se le ha obligado a corregir nada, no menos increíble es que Sánchez-Camacho haya seguido manteniendo en todo momento que su hijo "tiene como lengua materna el catalán" cuando la madre del niño es ella, Alicia Sánchez-Camacho, una catalana hija de emigrantes de Ciudad Real y Andalucía que tiene como lengua materna el castellano.

Claro que, ¿qué mayor esquizofrenia que esa que proclama al catalán como única "lengua propia" de los catalanes, excluyendo así a la que más de la mitad de ellos tiene como lengua materna y que todos ellos comparten con el resto de los españoles?

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