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José Antonio Martínez-Abarca

La jeremiada de Enric Sopena

"A los progresistas ya no nos quedará prácticamente nada". ¿Cómo que nada? ¿En qué se han gastado los progresistas nuestro "invierno mediático", que es su agosto periodístico?

Publica el periodista Sopena, quien ya me socorrió una vez dedicándome nada menos que un editorial e intentando reanimar mi carrera al adjuntar una olvidada foto en la que aparezco abrazado a Mariano Rajoy (por desgracia, cuando Mariano llegue al poder eso no servirá para edificar un prestigio, como sí le valieron a la "pompier" Pilar Miró los retratos que tenía con Felipe González, pero se agradece), que, con el cierre de la cadena de noticias precocinadas CNN+, "a los progresistas ya no nos quedará prácticamente nada". ¿Cómo que nada? ¿En qué se han gastado los progresistas nuestro "invierno mediático", que es su agosto periodístico?

Todo les ha pareció poco, porque estimaron que la realidad nunca les podría estropear la subvención y el favor permanentes que merece su superioridad ética. Y resulta que, aunque acogotada, la insolente realidad asoma de vez en cuando para joderles la superioridad. Sopena se confiesa partidario de haber militarizado sin más la COPE en lugar de esa mariconada del talante de no renovarles la licencia como hacían en Cataluña en tiempos de Federico Jiménez Losantos; de chantajear a Telemadrid o al valenciano Canal 9 con que, si no paran de contar cosas poco entusiastas sobre el Gobierno; de que Televisión Española se convierta sin manías en un "Aló, presidente" en Corea del Norte; o de lamentar que los medios públicos catalanes hayan estado abandonados todos estos años en manos de nacionalistas y no de socialistas, como si no fuesen la misma cosa. Que abandone su jeremiada, porque a los progresistas nunca les faltará de nada. No puede suceder tal cosa jamás, así se junte el cielo con la tierra, sobre todo si llegan al poder los herederos de los asesinos de Lorca, que tradicionalmente los miman como si fuesen oro molido, a los progresistas.

De momento, a la tan asumidamente roja y desventurada página de Sopena no le falta el colchón de amable publicidad de la comunidad madrileña, la cual está gobernada por una camarada del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, como se sabe. Vamos, lo mismo que le ocurriría a su página si Sopena evolucionara ideológicamente hacia algo parecido a la Sociedad Libre y Madrid estuviese en manos del socialismo "cercano al ciudadano" de Tomás Gómez. Exactamente igual. Hace como que cree Sopena que en los medios donde no pensamos como él –y que, según su terminología, van de "la extrema derecha a la derecha extrema"– alguien nos ha regalado nada durante todos estos años mientras que Zapatero, por su dejadez, ha abandonado a los que hacen información de la buena (el equivalente al "toreo güeno" de los entendidos con farias) y que son todos progres por ontología. Que durante una temporada se pase a la derecha o al menos se salga de la
consigna de la Secta a tomar un poco de aire, y que compruebe la que está cayendo afuera, como los controladores deben comprobar lo que pasa en la calle.

No. CNN+ cierra a pesar de los numerosos, y a pesar de ello todos escandalosos, favores políticos, no porque le haya faltado ni el más pequeño de ellos. Echa la tranca porque no tiene ningún interés para el público, ni siquiera contando con todo el aparato del Estado detrás, el cual ha hecho todo lo que no estaba en las leyes para que se mantuviese el tambalillo. Sopena debe pensar que, para evitar que se cierren los ejercicios de periodismo bueno, el interés del público también hay que militarizarlo rápidamente. Si es que no se puede ir con el lirio en la mano permitiendo que la gente tenga mando a distancia.

Y no. CNN+ cierra, Sr. Sopena, porque no todos los ciudadanos tienen interés en que les cuenten lo que no pasa, al menos no durante todo el tiempo (por ejemplo el cambio climático, tan querido en la casa, se acaba en cuanto uno mira por la ventana). Y si es cierto que la derecha arrolla a la izquierda en internet, el único aserto que corresponde a la realidad, es por una razón que tal vez el Sr. Sopena no comprenda del todo: que esto es así por la única razón de que internet, sólo de momento, no está comisariado, aunque los progresistas ya están en ello para solucionarlo. Que es complicado militarizar la red y evitar que la gente finalmente lea lo que quiera. En cuanto no hay un comisario mirando por encima de tu pescuezo para que no produzcas otra cosa que periodismo bueno, las opiniones empiezan a ser deliciosamente libres y a veces incluso tienen que ver con la realidad de lo que ocurre.

Ya hemos avisado de que no lo entendería.

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