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Emilio J. González

Zapatero vuelve a las andadas

Ahora Zapatero pretende hacer concesiones a unos sindicatos a los que la mayoría de la población da la espalda porque los culpa también de la crisis y de no hacer más que política en pro de sus intereses.

Lo peor que le podría ocurrir a España en esta crisis empieza a materializarse. Y no lo digo por las posibilidades crecientes de que la Unión Europea tenga que acabar de intervenir ‘de facto’ nuestro país, lo cual, dadas las circunstancias, es casi lo mejor que nos podría suceder. Me refiero a que, como Zapatero es como un niño travieso, en cuanto se le levanta la amenaza de castigo y uno le da la espalda, vuelve a las andadas. ¿De qué hablo? Pues de la actitud que está tomando el presidente del Gobierno en relación con la reforma laboral, que se puede extender al resto de reformas, desde que se ha quitado de encima el nuevo episodio de presión de los mercados, a raíz de las nuevas certezas de que la UE no va a dejar caer a ninguna economía del euro, por grande que sea ésta y de que, por ahora, China esté apoyando a la deuda española con sus compras de títulos de nuestro Gobierno.

¿Qué ha hecho ZP en cuanto la UE y los chinos le han quitado de encima la presión de los mercados? Pues ni más ni menos que empezar a dar marcha atrás en la reforma laboral, esa misma que el pasado mes de marzo les prometió a los mercados que llevaría a cabo para empezar a impulsar la creación de empleo en nuestro país y, con ella, comenzar a superar nuestras graves dificultades económicas. En concreto, Zapatero ya está preparando la modificación de las condiciones por las cuales una empresa puede acogerse al despido de 20 días por año trabajado para que las compañías con pérdidas temporales no puedan hacerlo. Se trata de una concesión a los sindicatos, pero también de un gran error.

Hay que tener en cuenta que, en España, lo que predomina fundamentalmente en el tejido empresarial es la pequeña y mediana empresa (pyme), que supone más del 90% del mismo, y que el tamaño medio de la empresa española es de 7,8 trabajadores. Son las pymes, además, las que crean y mantienen los puestos de trabajo, pero para ello necesitan poder sobrevivir a la crisis. Muchas de ellas no tendrán esa capacidad porque carecen del músculo financiero necesario para aguantar pérdidas temporales que, sin poder reducir plantilla, se acaban por convertir en permanentes y obligan a echar el cierre y despedir a todo el mundo. A los sindicatos, sin embargo, eso les importa un bledo. En su ideología, todo el esfuerzo lo tiene que asumir el empresario, le cueste lo que le cueste, sin entender que todo tiene un límite. Por ello, para proteger a unos cuantos, o conseguir que los despidan con más dinero, están condenando y van a condenar a muchos trabajadores al paro porque las empresas que los pueden contratar o bien desaparecen, o bien no quieren asumir los riesgos inherentes a ampliar sus plantillas en estos momentos de incertidumbre y con todo lo que nos queda de crisis por delante. Por desgracia, Zapatero tiene la misma forma de pensar, y así nos está yendo desde que la economía española empezó a caer hace más de cuatro años, batiendo todos los récords de desempleo y miseria habidos y por haber.

A Zapatero la crisis le importa un pimiento, sobre todo porque lo que tiene que hacer para sacarnos de ella va en contra de su forma de pensar y, en cuanto puede, es decir, en cuanto los mercados dejan de presionarle, se olvida de sus buenas intenciones y vuelve a lo suyo. ZP no actúa más que con la calculadora política de la mano, pensando cuántos votos le puede costar el enfrentamiento con los sindicatos o las reformas que tiene que poner en marcha, sin darse cuenta de que esas cuentas no le van a salir por ningún sitio. La sociedad española, más que desencantada, ya está harta de los experimentos socialistas de un presidente del Gobierno al que considera un incapaz y al que ya no va a volver a votar, haga lo que haga de aquí a las elecciones. Por mucho que se empeñe ZP, las encuestas de intención de voto son muy claras y sus intentos de ir a más en su izquierdización, con aquello de que la salida de la crisis será social, hunden todavía más las expectativas de voto de los socialistas, porque todo el mundo sabe que así ni se crea empleo, ni se sale de la miseria a la que ha condenado a millones de españoles. Y, por si fuera poco, en ese proceso ahora pretende hacer concesiones a unos sindicatos a los que la mayoría de la población da la espalda porque los culpa también de la crisis y de no hacer más que política en pro de sus intereses, en lugar de buscar el verdadero bienestar de los trabajadores y de unos parados a los que han abandonado desde el primer día.

¿Cuánto más dolor, cuántos más sacrificios tan inútiles como injustificados, nos va a costar que Zapatero siga al frente del Gobierno de este país? Porque, con lo que está haciendo, nunca vamos a conseguir salir de una crisis que, con él, sigue yendo a más mientras otros países de la Unión Europea ya están remontando con fuerza.

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