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Clemente Polo

Con las urnas bajo el brazo

Resulta verdaderamente sorprendente que tras dos legislaturas el presidente se muestre quejoso –"llegamos a un acuerdo y al día siguiente ya quiere otro"– ante la falta de seriedad del Sr. Mas.

 

Uno de los dos presuntos impulsores y responsables de la financiación ilegal de CDC desde al menos 1989 hasta 2009 ha sido recibido en audiencia por el Rey el pasado día 2 de febrero tras su elección como president de la Generalitat. El Sr. Mas i Gabarró, independentista declarado y antiespañol visceral, aprovechó la magna ocasión para lamentarse por el "claro retroceso" que significó la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el recurso interpuesto por el PP contra el Estatut de Cataluña aprobado en el Congreso en 2006. También le expresó al monarca su aspiración de que Cataluña cuente con un modelo que le permita "administrar los recursos que ella misma genera", estableciendo para ello un pacto fiscal similar al concierto económico que tienen el País Vasco y Navarra. Por último, según fuentes de CDC, le hizo saber "su preocupación por que una vez más se utilice el tema catalán como arma de confrontación electoral". Lo que no sabemos es que le diría el Rey al respecto de todas estas cuestiones.

Lo que sí sabemos es que un día después de la visita de Mas a Madrid, se podía leer en un periódico el siguiente titular prensa: "Mas dará cobertura a las consultas soberanistas". Según parece y en contra de la opinión expresada unos días antes por su vicepresidenta Ortega, el Gobierno de la Generalitat ya ha decidido ceder a los organizadores de la consulta independentista que se celebrará en Barcelona las urnas –¿no tiene nada que decir el Gobierno de España?– donde se depositarán los votos el próximo 10 de abril. A mí me parece un gesto muy congruente con el lema que aparece en los pasquines que cuelgan en todas las sedes de CDC en Cataluña: "Queremos un Estado propio". ¿Se imaginan lo que ocurriría si efectivamente se llevara a cabo el susodicho pacto fiscal y Cataluña pasara a administrar los recursos que supuestamente genera? Nos quedamos también con las ganas de saber qué pensamientos habrán cruzado la cabeza del Rey al leer la noticia.

También conocemos que el presidente Rodríguez Zapatero descartó por inviable la propuesta del Sr. Mas a finales de noviembre, durante la pasada campaña electoral catalana. Textualmente dijo: "La del concierto económico es la peor propuesta de Artur Mas". Le recordó al secretario general de CDC que no puede "plantear un modelo de financiación, pactarlo y aprobarlo, y ahora plantear otro" distinto que "constitucionalmente no está previsto ni es posible". Aunque las convicciones del presidente tienen la misma firmeza que la plastilina, tengo la impresión de que en esta ocasión no cederá ante las bravuconadas del Sr. Mas. En todo caso, si se llegara a cocinar alguna suerte de "pacto fiscal en la línea del concierto" durante los próximos meses, el camino a seguir lo ha marcado el propio presidente: habría que denunciarlo ante el Tribunal Constitucional. Sólo veo problema: si el PP gana las elecciones generales y pacta con CDC, ¿quién presentaría ese recurso? El PSOE ya sabemos que no lo haría.

No sé que pensar. ¿Padece ingenuidad congénita o simplemente no se entera de qué va la película? Porque resulta verdaderamente sorprendente que tras dos legislaturas el presidente se muestre quejoso –"llegamos a un acuerdo y al día siguiente ya quiere otro"– ante la falta de seriedad del Sr. Mas. Le recomendaría a Rodríguez Zapatero y a sus asesores que lean con atención las declaraciones que hizo el Sr. Mas en enero de 2006, pocos días después de acordar con él las líneas del nuevo Estatut en una velada inolvidable en la Moncloa, donde daba ya el Estatut todavía no aprobado en Las Cortes por amortizado. Pactar con los líderes de CDC es peor que pactar con el diablo, porque el maligno vuelve para reclamar el cumplimiento de lo acordado, mientras que Mas y los suyos reniegan de los pacto nada más firmarlos.

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