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Amando de Miguel

Gramatiquerías divertidas

Me parece correcto que se diga “sátrapas” a los dictadores islámicos. Por cierto, algunos de ellos estaban en la Internacional Socialista.

Agustín Fuentes vuelve sobre la batallona cuestión de si el adverbio "solo" sin tilde se presta o no a confusiones. Hace años que yo lo escribo sin tilde y no creo que haya confundido a nadie. Lo de la anfibología es un rasgo continuo del lenguaje y no hay que sobresaltarse por ello. Es más, un poquito de confusión es parte de la gracia del lenguaje. Ahora las Academias han decidido que, por fin, "solo" va siempre sin tilde. Demos gracias al Señor.

Rafael Martín me pide que le aclare si "jobar" es o no una palabrota. Sencillamente, es un ñoñismo para no tener que decir "joder". Por lo mismo, se dice "jolines", "jopelines" o "jeringar". En mi inminente novela, Historia de una mujer inquieta, introduzco el personaje de la mamá de clase media muy dispuesta a todo tipo de ñoñismos. Tienen su gracia. Ahora, menos, porque las palabrotas están dejando de serlo; lo cual es una lástima. Ahora cualquier mocosa sale fumando de la escuela diciendo "hostia puta, tía" y se queda tan fresca. El idioma español siempre ha sido riquísimo para enunciar malas palabras y, por tanto, ñoñismos.

Jorge Rodríguez de la Nuez (Las Palmas de Gran Canaria) me consulta si se puede decir "Jose" en lugar de "José". Está muy claro. El nombre verdadero es José con todos sus compuestos. Pero el hipocorístico o nombre familiar suele ser Jose, que resulta más cariñoso. Por lo mismo se suele decir Pepe, no sé si viene de "padre putativo" o de la terminación italiana.

Pedro Barrado observa que no solo se dice "entrenar" por "entrenarse" sino "entrenos" en lugar de "entrenamientos". Quizá sea un contagio de "estrenos". La cosa tampoco parece tan grave.

José Antonio Martínez Pons, tan purista él, se alarma de la moda de "sátrapas" para aludir a los dictadores musulmanes, cuando, en su origen, los sátrapas eran simplemente los gobernadores de la antigua Persia. El origen es correcto, pero también la derivación. Aquellos auténticos sátrapas no serían particularmente benévolos. Así pues, me parece correcto que se diga "sátrapas" a los dictadores islámicos. Por cierto, algunos de ellos estaban en la Internacional Socialista. En todo caso, no recuerdo que fueran antes criticados por nuestros gobernantes democráticos. Ya se sabe, lo de la leña con el árbol caído. Tampoco oigo muchas críticas en España de los sátrapas más atrabiliarios de todos, los que mandan en Arabia. Los cuales financian la construcción de mezquitas en España, pero no dejan que se levantes iglesias cristianas en Arabia.

Don José Antonio se irrita con otra moda, la de "apostar" para referirse al futuro deseado. Es la traducción del "to bet" del inglés. Equivale a nuestro "ojalá".

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