"A mí si algo me enorgullece como español es la escuela catalana". Eso ha dicho Pablo Iglesias en una entrevista en RNE. Para justificar su dañina gansada, se permitió mencionar datos rematadamente falsos. En fin, el caso es que, como sabíamos, Pablo Iglesias está a favor de la inmersión lingüística obligatoria, abyecto sistema que prohíbe que más de la mitad de los niños catalanes reciban la enseñanza en su lengua materna.
Le enorgullece a Iglesias lo más totalitario.
Le gusta el despotismo, le mola la opresión.
Le chiflan los abusos de estilo autoritario.
Le encanta la injusticia. ¡Le place la inmersión!
Para justificarlo, se inventa datos, miente,
fabula y mistifica, faltando a la verdad.
Perora campanudo, con voz grandilocuente,
sofístico hasta el tuétano e inflado en fatuidad.
De España lo uniquito que a él no le da grima
es el nacionalismo rapaz y antiespañol.
Lo único que Pablo de nuestra patria estima
es el modelo de éxito que se inventó Pujol.
Iglesias siempre elige la opción de la mentira.
Iglesias siempre esgrime la farsa y la doblez.
Contra lo que nos une Pablemos siempre tira.
¡Me postro ante lo sólido de su desfachatez!