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Fray Josepho

Al rico linchamiento de periodistas

¡Ay de los que no nos traguemos sin respirar la papilla progre!

¡Ay de los que no nos traguemos sin respirar la papilla progre!

Los periodistas y los medios de izquierdas son abrumadoramente mayoritarios en España, sobre todo si hablamos de televisiones. E incluso en las redacciones de medios tenidos por liberales, centristas o moderados abundan los redactores izquierdistas o podemitas. Algo parecido pasa en la enseñanza. Incluso en la concertada, son legión los profesores socialistas o filocomunistas, que no se cortan a la hora de adoctrinar.

Pero no quiero hablar hoy de la enseñanza, sino del periodismo. Javier Negre es un joven periodista de El Mundo que, milagrosamente, no ha salido progre. Pues bien, la semana pasada asistimos a una operación de linchamiento. A raíz de un pleito que tuvieron él y su medio, lo acusaron de haberse inventado una entrevista, dentro de un reportaje sobre un caso de maltrato. Y ahí empezaron a pedir su cabeza, tanto en las redes sociales como desde determinados medios de todos conocidos. Incluso periodistas de su propio medio llegaron a filtrar informaciones insidiosas para cargarse a Javier Negre. Afortunadamente, su empresa, El Mundo, salió en su defensa y resulta que el asunto no era exactamente como se había contado. Y desde luego no era caso para linchar a nadie. Pueden leer aquí el comunicado del periódico.

En cualquier caso, con el Gobierno (¡o con el régimen!) que se nos viene encima, esto va a estar a la orden del día. ¡Ay de los que no nos traguemos sin respirar la papilla progre!

Ahora nos acusan, nos difaman,
nos fichan, nos vigilan, nos escrutan,
nos culpan, nos señalan, nos imputan,
y nunca en sus canales nos programan.

Ahora sus caquitas desparraman;
se inventan sus fake news y ni se inmutan;
sentencian ellos solos y ejecutan,
y si hay que llamar facha, nos lo llaman.

Ahora nos insultan, nos ofenden,
nos riñen, además, y nos reprenden,
con esa petulancia que destilan.

Ahora, en fin, tan solo nos dan cera,
pero en el porvenir que nos espera
seguro que, si pueden, nos fusilan.

En España

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