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Arturo Quirantes

Makypress, feliz cumpleaños

Voy a tener que buscarle nombre a un curioso fenómeno que me ha sucedido ya varias veces: cada vez que dudo de poder mantener el ritmo de artículos en esta columna resulta que me salen más temas que nunca para escribir. Pienso que la semana se ha dado floja y ¡zas!, al momento las ideas pugnan por salir. En estos momentos deberían ustedes estar leyendo un artículo sobre el último desplante de Anna Birulés. La verdad es que sería un perfecto complemento al que escribí sobre el último plan de alfabetización digital (que lo mismo, a estas horas, es el penúltimo).

¿Y por qué no puedo hacerlo? Pues porque una publicación digital llamada Makypress, que puede que ni les suene, acaba de cumplir dos años. Y como de según qué cosas no puedo dejar de hablar, abro un paréntesis para hablar de ellos. Makypress es un diario digital con noticias sobre la Red. Sus temas abarcan muchos campos, pero todos giran en torno a un centro común: los intereses de los internautas. Puede usted estar al tanto de las novedades sobre el canon de la SGAE, las últimas tropelías de la LSSI, la eterna lucha por la tarifa plana, noticias internacionales, de telefonía, tecnología y seguridad, informática, y hasta BBS. ¿Quiere tener un compendio de las principales noticias del ramo en la prensa "seria"? Lo tiene. ¿Las mejores firmas del ramo? Las tiene. ¿Las noticias claras, expresadas en forma contundente caiga quien caiga? Las tiene. Incluso se dedica a "copypastear" mis artículos de vez en cuando, aunque quede constancia de que tiene la patente de corso en regla.

Al frente de todo este engendro está Maky. No la creación del dibujante Ivá, sino un personaje que en el mundo de carne y hueso se hace llamar William González. Es un personaje para conocerlo, se lo aseguro. Pero no me hagan que lo describa o les cuente su vida y milagros, porque nos tendríamos que pasar un buen rato en ello. Además, todavía tengo que ponerme al día de lo que Maky ha significado para la Internet española.

Maky es un villano. No, esperen, que no me entienden. Creo que es una bellísima persona. Me refiero a que pertenece a un grupo de sujetos que se agrupan bajo el nombre de "villanos". Los conocí hará ya un año, en la primera reunión de CPSR-Spain. Y todavía estoy aprendiendo a conocerlos, y no solamente como personas. Los villanos representan, a mi entender, la Internet clásica en estado puro. En un tiempo en que la malamente denominada sociedad de la información se mide en términos de comercio electrónico, IVA digital y autoridades competentes, los villanos nos recuerdan que el escaparate que nos muestran algunos no es más que fachada, que Internet no se ha convertido en una red de servicios le pese a quien le pese, y que los cibernautas libres siguen campando por sus anchas.

Acépteme el consejo. Pásese por la aldea villana en Villanos.net, acérquese al quiosco y coja gratis el último Makypress, recién impreso. Repase su equipo editorial, a ver dónde van a encontrar plumas de ese calibre. ¿En qué otro sitio pueden leer a un senador en un artículo titulado "LSSI CE: el Imperio Contraataca" en el que pone a Aznar como líder cósmico de pacotilla? Lean y sorpréndase de que empresas como Telefónica o Microsoft no hayan retirado la publicidad. Claro que estoy tomándoles un poco el pelo, porque Makypress no lleva publicidad. Ni cobra por suscripciones. Ni espera ansiosamente que un grupo editorial aterrice con un saco de billetes y una oferta de OPA.

Me vas a perdonar, Maky, que no te eche a ti y a tus villanos las flores que os merecéis. Pero es que hoy estoy poco inspirado. Me volqué para tu especial segundo aniversario, y ya no sé que decir que no suene repetido o estereotipado. Lo que puedo decirle a usted, lector, es que en cuanto termine este artículo se pases a recoger su Makypress. En el número 560 aparecen muchos artículos elogiosos –el mío entre ellos–, en mi opinión todos merecidos.

Y qué quiere que le diga, salvo que cuando vuelva por estos lares puede que su concepción de Internet haya cambiado. Apuesto a que se le había olvidado que no todo son banners, portales y servicios con visa. El espíritu que impulsó al primer hacker a robarle horas al sueño para navegar por mundos digitales desconocidos sigue latente y tan vivo como el primer día. Como dijo Rick en Casablanca, "no lo habíamos perdido, lo habíamos olvidado hasta que viniste a verme". Bienvenido, villano.


Arturo Quirantes edita la página Taller de Criptografía.

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