
La actividad anómala en el Teide durante los últimos meses ha generado interés tanto en los científicos como en la población, no solo de Canarias, sino de toda España, a quienes les preocupa que se pueda perder uno de los puntos turísticos más visitados del país. El volcán sigue activo pese a que su última erupción fuese en 1909, y actualmente está bajo análisis para evaluar la posibilidad de que ocurra una explosión.
Los expertos del Comité Científico de Evaluación y Seguimiento de Fenómenos Volcánicos (CCES), previsto en el Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por el Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca), han admitido que los indicios de los análisis "no parecen ser precursores de un proceso eruptivo a corto plazo, pero sí suponen un aumento en la probabilidad de que se produzca a medio o largo plazo".
Desde que se produjo la última erupción en 1909, científicos de distintas universidades y centros de investigación han implementado algoritmos que estudian los patrones sísmicos, las emisiones de gases, las deformaciones del terreno y otros factores clave.
La IA analiza los datos
La Inteligencia Artificial ha aprovechado estos datos para realizar una predicción de las posibles erupciones volcánicas. A través de los datos de los satélites, de modelos sísmicos y de otras tecnologías, la IA examina aquellos patrones que podrían indicar cambios en la actividad del volcán.
La tecnología busca correlaciones entre señales previas a las erupciones y ciertos eventos históricos, como pueden ser movimientos tectónicos o cambios geotérmicos. Aunque los estudios muestran que no hay una erupción próxima del Teide, la IA ha detectado cambios en los datos recientes que sugieren una actividad subterránea superior a lo habitual.
"Actividad subterránea superior a lo habitual"
Y aunque las señales no confirman una erupción, los expertos recomiendan un seguimiento detallado de cualquier cambio significativo. Además, la IA ha simulado diferentes escenarios según el tipo de erupción que se podría llegar a producir, teniendo en cuenta la actividad volcánica, la magnitud del evento y sus posibles impactos en la isla.
En el caso de que se produjese dicha erupción, podría ser del tipo estromboliano, que se caracteriza por explosiones moderadas y emisiones de lava. Los escenarios severos, como erupciones plinianas –como la que se vivió en el monte Vesubio y que acabó con Pompeya–, son menos probables según los datos que se manejan hoy en día.
El uso de la Inteligencia Artificial en el monitoreo volcánico representa una herramienta valiosa para anticipar cambios en la actividad del Teide. Los avances en ciencia y tecnología facilitan, de esta forma, una mejor comprensión de los riesgos para poder llevar a cabo una gestión más efectiva.