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Castilla y León

La petición de prórroga de las monjas cismáticas de Belorado, ¿arrepentimiento o estrategia?

La exabadesa y las dos hermanas que le han ayudado a organizar la revuelta han solicitado que se retrase su declaración ante el Tribunal Eclesiástico.

La exabadesa y las dos hermanas que le han ayudado a organizar la revuelta han solicitado que se retrase su declaración ante el Tribunal Eclesiástico.
Las cabecillas de la revuelta tras ratificar su denuncia contra el arzobispo de Burgos. | EFE

El pasado domingo terminaba el plazo que la Santa Sede -a través de su comisario pontificio, Mario Iceta- otorgó a las monjas clarisas de Belorado que encabezan la rebelión de la religiosas del convento, que comenzó el 13 de mayo con la difusión de un manifiesto en el que comunicaban su ruptura con Roma. Las otras siete hermanas acusadas de un delito de cisma disponían de unos días más, hasta el próximo viernes.

El 16 de junio, las tres monjas más combativas (lideradas por la exabadesa, Sor Isabel de la Trinidad) debían comparecer ante el Tribunal Eclesiástico para ratificar -o no- su salida de la Iglesia católica. Estas religiosas fueron citadas en primer lugar por tratarse de las que presentaron una denuncia contra Iceta, acompañadas de un miembro de la Pía Unión del Apóstol San Pablo que ahora las tutela. Una secta, para el Vaticano.

En el último mes, la postura de las hermanas no se había movido un ápice. Sin embargo, el pasado viernes las monjas realizaron un giro de timón y solicitaron al arzobispo de Burgos -la persona designada por la Santa Sede para encauzar el conflicto, cuya autoridad rechazaban hasta ahora- una prórroga de cinco días, que el comisario pontificio ha decidido concederles.

Iceta siempre se ha mostrado dispuesto a paralizar la excomunión de las clarisas cismáticas, si ellas se retractan y realizan un acercamiento. Roma continúa con "la mano tendida", a pesar del espectáculo y las duras acusaciones de las religiosas. La pregunta es: ¿con qué intención han pedido el retraso de su comparecencia las tres monjas que han organizado la revuelta, están reculando o forma parte de una estrategia?

Si no se produce ningún movimiento que cambie las reglas del juego, las diez hermanas que han sido llamadas por el tribunal (de las quince que continúan en el monasterio) deberán comparecer el 21 de junio. Iceta excluyó a las cinco más mayores, que no se han expuesto públicamente ni se han pronunciado sobre la ruptura con "la Iglesia conciliar" de la que habla el manifiesto (firmado sólo por Sor Isabel en nombre de todas).

¿Por qué ahora?

La petición de prórroga al comisario pontificio llama la atención teniendo en cuenta que hace tan sólo unos días que la exabadesa (cuyo mandato expiró el pasado 29 de mayo) y sus cómplices echaron del convento a la comisión gestora enviada por Iceta para intentar hablar con las religiosas y establecer una línea de diálogo. Tan sólo tuvieron a bien recibir a la notario, que les trasladó dos requerimientos.

El primero era que entregaran una copia de las llaves del inmueble al comisario pontificio, que -desde su nombramiento- es el representante legal del monasterio de Santa Clara de Belorado, el de Derio y el de Orduña. Tenían dos días para hacerlo e hicieron caso omiso. Al tiempo, las clarisas de Belorado han continuado con la batalla mediática. El pasado jueves arremetían de nuevo contra Iceta.

¿Reconocen al arzobispo?

Las hermanas de Belorado aseguraban que la decisión del comisario pontificio de tutelar las cuentas del monasterio tenía "como consecuencia directa la imposibilidad de comprar desde los productos básicos para mantenernos, como el alimento y los materiales de cuidado de las hermanas mayores, hasta la materia prima para la elaboración de nuestros productos de chocolate".

También afirmaban que no podían atender a los animales de la granja o pagar las nóminas de los trabajadores, y que necesitaban contratar seguridad privada porque están sufriendo acoso mediático. En relación con este asunto, explicaba el Arzobispado de Burgos que el pasado martes -11 de junio- recibieron un correo electrónico de Belorado solicitando que Iceta asumiera "los costes de este servicio".

De repente, las hermanas habían vuelto a reconocer la autoridad del arzobispo. Pero, inexplicablemente, no lo hacían para obtener alimentos y materiales para continuar con su producción de trufas. Se dirigieron a Iceta solo para solicitar seguridad privada. Extremo que resultó extraño al arzobispado, que volvió a dejar claro que "no existe la más mínima intención de condicionar económicamente" a las hermanas.

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