El estado de salud de Belén Ordóñez es del todo preocupante. Lleva seis días ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos. Los partes médicos revelan que su estado es de pronóstico reservado, aunque la fiebre ha remitido, y es de vital importancia que los riñones le funcionen.
Continúa con ventilación mecánica y los pulmones los tiene muy dañados. Ha sido una fumadora empedernida, motivo por el cual ahora está luchando contra un enfisema pulmonar.
Su hija Belén está permanentemente pendiente de su madre, al igual que sus sobrinos, Francisco y Cayetano Rivera.
Belén Ordóñez tiene una salud extremadamente delicada desde hace mucho tiempo. No hay que olvidar que hace doce años le diagnosticaron un cáncer linfático, y tuvo que tratarse en Estados Unidos. Se le detectó en dos ocasiones.
También ha tenido problemas con una serie de adicciones y tuvo que ser ingresada en una clínica de desintoxicación en Cataluña, donde pidió el alta por voluntad propia, y en contra de los deseos tanto de su hija como de su sobrino Francisco, que fue quien se hizo cargo de ella.
Siempre se ha dicho que nunca superó ni la muerte de su hermana ni la del padre de su hija, Francisco Ruiz Wagner, que murió de cáncer, y como la propia Belén ha declarado en diferentes ocasiones, fue el amor de su vida.
Sus dos matrimonios fueron un desastre. El primero con Juan Carlos Beca Belmonte, y el segundo, con un torero ecuatoriano con el que sufrió malos tratos, y llegó a tener encerradas a ella y a su hija quince días en un hotel de Ecuador, hasta que pudieron ponerse en contacto con su familia y, por medio de la embajada, salir del país.
A pesar de haber pertenecido a una familia con un gran prestigio en todos los sentidos, y haber podido ir a los mejores colegios y recibir una exquisita educación, su vida no ha sido nada fácil.
Ahora mismo lo que más preocupa a su familia y amigos, aparte de su estado físico, es el anímico, porque hace tiempo que Belén ha tirado la toalla, y eso es muy serio.