Desde que se hizo público el divorcio entre Carmen Martínez-Bordiú y José Campos, el único que hasta la fecha ha hablado ha sido el santanderino, a través de la revista ¡Hola! y vía exclusiva. Es del todo inútil intentar hablar con Campos, ya que no atiende a las llamadas, y con la prensa se muestra de lo más esquivo.
Por su parte Carmen, por el momento, tampoco ha abierto la boca, y las veces que le han preguntado no se ha pronunciado. Se le ha visto en diferentes ocasiones por las calles de Madrid, unas en compañía de Luís Miguel Rodríguez, y otras sola o con su madre, pero su boca siempre ha permanecido cerrada. Tan solo algunos miembros de su familia, como la duquesa de Franco, y cuando se le preguntó por el empresario, se limitó a responder que era un señor muy educado.
Su hermano Jaime, el más simpático de la familia, con quien Carmen mantiene muy buena relación, ha declarado que siempre la apoyará y que está de acuerdo con las decisiones que ella tome. Tuvo muy buenas palabras para quien es todavía su cuñado, y comentó que si se diera el caso de recibir alguna llamada de él, que no tendría ningún problema en atenderle. No quiso dar más detalles y comentó que lo mejor sería preguntarle a su hermana, e insistió que él no era la persona indicada para hablar de este tema tan delicado y personal.
Jaime piensa que la casa de Santander en la que han vivido los siete años que ha durado el matrimonio no se va a poner a la venta por el momento, ya que Santander es una ciudad que a su hermana le gusta mucho. Ahora que el matrimonio se ha terminado, habrá que ver las temporadas que pasa allí la Bordiú. Seguro que ahora la veremos la mayor parte del tiempo en la capital del reino por motivos obvios.
Hasta la fecha, la única que ha tomado la decisión de solicitar el divorcio es la nietísima, ya que Luismi, así es como se le conoce, no ha movido ficha. Es más, niega que entre ellos haya nada. Lo que está muy claro, es que todavía queda mucho por ver de esta historia. Tiempo al tiempo.