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Rosa Belmonte

El segundo escupidor

Tragedia más tiempo. Vale. Pero parece que 50 años no sean suficientes para bromear con el otro magnicidio.

Tragedia más tiempo. Vale. Pero parece que 50 años no sean suficientes para bromear con el otro magnicidio.
Una imagen del polémico anuncio de PMU

Molestarse hoy por una ligera broma sobre el asesinato de Kennedy resulta tan incomprensible como la dicción de Alejandro Sanz en un concierto. El anuncio de una empresa de apuestas hípicas (PMU) en Francia ha sido calificado de "inadecuado" y de "no tener gusto". Hombre, el buen gusto y el humor suelen ser tan incompatibles como la castidad y la prostitución. El anuncio es una coña casi infantil. Dos policías con pinta de haberse licenciado en la Loca Academia apuestan sobre si son capaces de girar sus armas con el dedo tres veces. La pistola se dispara y la bala va rebotando hasta que le da a Kennedy. Al presidente no se le ve pero sí a Jackie reptando por el descapotable. La frase final del anuncio es "¿Te va apostar?".

Uno de los personajes más tontos del cine de Woody Allen es el Lester (Alan Alda) de Delitos y faltas. Su cuñado Cliff (Allen) está rodando un documental con Lester como protagonista. "Me gusta Nueva York, es como… Bueno, como ocho millones de llantos en busca de una risa". Momento en que Cliff pone los ojos en blanco. Luego el bobo solemne empieza a hablar de qué es la comedia: "Comedia es igual a tragedia más tiempo. Tragedia más tiempo. La noche que mataron a Lincoln no era para tomarla a broma. No se podían hacer chistes con eso. Imposible. Pero ahora es distinto, ya ha pasado el tiempo, la cosa ahora admite el humor. Es lo que quiero decir. Tragedia más tiempo". Cliff dice: "Vale, se acabó la película". Y Lester: "¿Cómo? ¿Tan pronto?". "He rodado tres rollos con tu primera pregunta", concluye Cliff.

Tragedia más tiempo. Vale. Pero parece que 50 años no sean suficientes para bromear con el otro magnicidio. No es cierto. Solo hay que ir a Seinfeld y a uno de sus más recordados capítulos. Ese en el que Kramer y Newman cuentan el escupitajo recibido por ambos de Keith Hernández, el jugador de béisbol. Seinfeld no cree la historia y reconstruye los hechos con la trayectoria del escupitajo que presuntamente rebota. Sería mágico. Después de lo que cuenta Kramer, Jerry tiene otra teoría: "Digo que la saliva no pudo haber venido de atrás. Tuvo que haber un segundo escupidor". Desde el principio, desde que se ve que es una parodia del asesinato de Kennedy, de la trayectoria de las balas, las risas del público ahogan los diálogos. En Estados Unidos. Estaría bueno que no se pudieran hacer chistes a esas alturas (la serie duró de 1989 a 1998). O a estas. Y con un memo e inofensivo anuncio francés. Que tampoco es el cómico Gilbert Gottfried en el Friar’s Club de Nueva York tres semanas después del 11-S: "Tengo que coger un vuelo a Los Ángeles esta misma tarde, pero estoy un poco preocupado porque me han dicho que hace escala en el Empire State". Uno de los asistentes, gritó: "Demasiado pronto" entre los silbidos de otros. Solo faltaba Alan Alda bramando: "Tragedia más tiempo". Pero como escribe Jordi Costa en Una risa nueva, Gottfried reaccionó bien y "convirtió la velada en una auténtica lección práctica sobre los usos benéficos (y catárticos) de la obscenidad". Empezó a contar el Chiste Más Sucio de Todos los Tiempos, una tradición de los humoristas, y consiguió rebajar la pifia inicial. Pero tres semanas después del 11-S no es 50 años después. De hecho, a los cuatro años, Sarah Silverman tenía chistes estupendos: "Ser el primero es importante… Si los de American Airlines fueran listos, su eslogan a partir de ahora debería ser: American Airlines, los primeros en impactar contra las Torres". Ya lo dice David Walliams, el alto de Little Britain: "La comedia no es un ataque, es encontrar el humor en la vida". Y está por todos lados.

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