El maestro Enrique Ponce casi ha vuelto a nacer tras la cornada sufrida el pasado día 18 en la Feria de Fallas. Una herida complicada y profunda, que entró por la axila y quedó a tan solo un centímetro de la yugular. Realmente espeluznante.
Afortunadamente Ponce está recuperándose, así me lo ha confirmado su esposa Paloma Cuevas, que desde que ocurrió el suceso, permanece a su lado en todo momento. "Tiene muchos dolores, y está muy cansado, porque la cornada fue muy fuerte. Dentro de lo malo, ha tenido mucha suerte. Y la operación de la clavícula ha ido muy bien, le ha servido para ir animándose poco a poco". Esas fueron sus palabras.
Según me comentó, las llamadas de teléfono no cesan, de la cantidad de gente que se interesa por la evolución de su marido. No pueden estar más agradecidos por las muestras de cariño que reciben sin parar.
Ni que decir tiene que el diestro continúa hospitalizado, sin saber por el momento cuándo recibirá el alta médica. Todo apunta a que todavía es pronto y tendrá que permanecer unos días más ingresado.
El doctor Villamor, el mismo que intervino a Su Majestad el Rey de la cadera, ha sido quien le ha operado de la clavícula, fracturada por la terrible cogida. "Gracias a Dios, evoluciona de manera favorable", me comentó Paloma.
Enrique y su esposa son grandes amigos de Adolfo Suárez Illana, gran aficionado al mundo taurino, en el que intentó hacerse un hueco sin éxito, y que está casado con Isabel, hija del famoso ganadero Samuel Flores. Han sentido mucho la muerte del padre de su amigo, pero por razones obvias no han podido trasladarse para dar un abrazo y el pésame a toda la familia.
Por el contrario, quien sí ha podido hacerlo acercándose hasta la clínica donde permaneció ingresado hasta su fallecimiento ha sido el también torero Juan José Padilla, a quien también le une una gran amistad con la familia del expresidente del Gobierno.